En el día a día existen numerosas situaciones que pueden desencadenar en nosotros emociones como la ira, lo que provoca el sentimiento de llorar.
En esos momentos, cuando sentimos una imperiosa necesidad de defendernos, las lágrimas comienzan a brotar sin control colocándolos en una posición vulnerable y desventajosa.
Nada nos provoca una impotencia mayor que vernos incapaces de argumentar por los llantos y los sollozos que escapan a nuestro control. Esta reacción, aunque natural, nos hace sentir débiles y desprotegidos ante el que en ese momento percibimos como enemigo.
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¿Por qué lloramos cuando lo que realmente desearíamos es gritar, exigir respeto o hacernos valer? La realidad es que la gestión emocional no siempre es tan sencilla como nos gustaría.
¿Por qué podemos sentir ganas de llorar durante la rabia?
Ante todo, es importante comprender que muchos de nosotros lloramos cuando sentimos rabia; y, si esto sucede, no significa que estemos fuera de control, que seamos débiles o tengamos algún problema.
Lo cierto es que es totalmente posible experimentar varias emociones al mismo tiempo; así, aunque sintamos rabia, la pena o la tristeza también pueden estar presentes. Esto da lugar a una expresión emocional unificada que se manifiesta en forma de lágrimas de ira.
Por ejemplo, puede que el comentario que ha realizado nuestra pareja nos indigne y nos ponga furiosos; pero es probable que al mismo tiempo nos entristecemos escuchar palabras tan duras de alguien con quien mantienes un vínculo afectivo. Sentirnos humillados, heridos o rechazados puede generarnos un gran dolor emocional.
¿Llorar puede tener beneficios?
No nos equivoquemos: llorar es una función fisiológica natural, necesaria y que aporta múltiples beneficios. Por ejemplo, al llorar liberamos oxitocina y opioides endógenos, sustancias que ayudan a reducir nuestra frecuencia cardiaca e inducir estados de calma.
De este modo, el llanto nos ayuda a reducir el estrés, liberar la tensión psicológica e incluso, a eliminar toxinas a través de las lágrimas. Sin embargo, llorar no siempre nos beneficia.
Cuando el llanto se excede durante un tiempo prolongado y se acompaña de pensamientos rumiativos, el malestar emocional puede incrementarse y la persona termina más angustiada y congestionada que al inicio.