Un grupo de hombres armados ha atacado la embajada de Rusia en Trípoli, la capital de Libia, según informó el Ministerio de Exteriores de Rusia.
Fuentes de la embajada rusa en Trípoli han informado que la situación está bajo control. "Durante la tarde se produjo un ataque armado contra la misión diplomática en el que [unos asaltantes] trataron de entrar en su territorio. Los atacantes abrieron fuego y tiraron el mástil con la bandera rusa. En la actualidad no hay gente ajena a la legación en el territorio de la representación diplomática. La situación está bajo control".
En el ataque a la embajada rusa en Trípoli que ha tenido lugar esta noche, han participado una decena de personas, según ha informado la agencia de noticias libia LANA citando fuentes del Ministerio del Interior libio.
Se ha podido saber que los hombres armados llegaron al lugar de los hechos en dos coches. En un primer momento abrieron fuego contra un vehículo diplomático estacionado en las inmediaciones de la embajada rusa, para pasar a disparar después contra el propio edificio de la legación.
Tratando de repeler el ataque contra la embajada rusa en Trípoli, las fuerzas de seguridad libias mataron a uno de los agresores e hirieron de diversa consideración a otros cuatro. No obstante, algunos de los atacantes (cuya identidad aún no ha sido determinada) lograron huir, según ha informado AP.
La primera en informar sobre el incidente fue la cadena Al Arabiya, que publicó a través de su cuenta de Twitter un mensaje en el que indicaba que hombres armados no identificados atacaron el complejo de edificios, sin precisar si había víctimas o daños.
Posteriormente fue el Ministerio de Exteriores ruso el que confirmó que sí hubo un ataque, pero descartando que hubiera heridos. Los detalles de lo ocurrido en los alrededores de la legación rusa están siendo investigados.
Casi dos años después del derrocamiento y el posterior asesinato de Gaddafi, en Trípoli y en otras ciudades libias reina la violencia la anarquía y la lucha entre facciones tribales.
La presencia de milicianos sigue siendo más visible en la capital que la de las fuerzas de seguridad del Estado, mientras que vastas extensiones del país, uno de los más ricos en petróleo, permanecen completamente fuera del control del Gobierno central.
Libia continúa sumida en el caos tras la intervención occidental en el país en 2011 y el derrocamiento de Gaddafi no ha dado paso al clima político conciliador que muchos esperaban.