Se estima que cabecear el balón 1000 veces, algo que se puede lograr en la infancia, puede llevar a daños incurables en sus cerebros, dicen los expertos. Y es que el cerebro de los jóvenes «están en desarrollo», por que lo que una serie de balonazos puede matar sus células.
¿Cómo se llegó a esta conclusión? Fue un equipo de médicos neurológicos en los Estados Unidos, quienes observaron los cerebros de 38 futbolistas amateurs de 30 años. Se les pidió que calcularan en número aproximado de cabezazos que dieron al balón desde que comenzaron a jugar.
Extraìdo de agencias internacionales / Cristhian Carriòn