Las malas ventas de las pantallas planas fueron la principal causa de las pérdidas millonarias de Panasonic, de más de 1,5 billones de yenes (u$s15.500 millones) en los dos últimos años.
La compañía de electrónica había considerado inicialmente cesar la producción en marzo de 2015, pero finalmente ha decidido acelerar los plazos. De hecho, la firma ya no produce nuevos modelos de estos televisores.
El fin de las pantallas de plasma llegó mucho antes de lo esperado, subrayando la determinación del presidente de la compañía Kazuhiro Tsuga de erradicar las operaciones débiles mientras se centra en productos de mayor margen para poner fin a años de pérdidas en el conglomerado de electrónica para el consumidor.
Todo lo que quedará de la manufactura de televisores de Japón son tres plantas de avanzada de pantallas de cristal líquido (LCD), con Sharp siendo parcialmente propiedad de operadores extranjeros, y unas pocas plantas de montaje.
Una portavoz de Panasonic, Kyoko Ishii, señaló sin embargo que la información del diario Nikkei no se basa en un anuncio oficial de la compañía. La firma «ha estado estudiando varios planes para la estrategia de negocios, pero nada se ha decidido aún», comentó.