En ginecología es común que las mujeres de mediana edad se quejen de prurito ó picazón vaginal, que puede durar mucho tiempo, pero hay veces en que este molesto síntoma puede estar localizado solamente en la vulva y no se relaciona con una infección.
¿Cuándo consulta una mujer por prurito vulvar crónico?
Generalmente la consulta se produce cuando una mujer siente que, a pesar de no tener una infección ginecológica aparente, ó flujo vaginal, ó después de haber realizado varios tratamientos para solucionarla, el prurito continúa. También puede consultar cuando posteriormente a la actividad sexual, siente dolor ó ardor en la vulva y a veces comprueba un pequeño sangrado que proviene de la piel de los pliegues vulvares ó de la horquilla vaginal. Otras veces el prurito en la zona del clítoris le impide disfrutar de sus relaciones sexuales.
¿A qué pueden deberse estos síntomas?
En primer lugar, es necesario descartar las causas más simples, como parasitosis intestinales que pueden provocar picazón, lo cual sucede generalmente en niñas. En mujeres de edad media, hay que detectar las alergias de contacto, por los productos de tocador ó por las prendas interiores. Existen varias patologías causantes de prurito y eventual sangrado por el rascado. El/la ginecólogo/a las tiene que ir descartando por medio de estudios y tratamientos correspondientes.
¿Existen otras causas?
Además de las patologías más comunes, existen los líquenes en sus variedades, liquen plano y liquen escleroso, que no se adquieren por contagio sino que se consideran de origen autoinmune y son bastante difíciles de curar. Consisten en alteraciones de la piel de los labios internos de la vulva y zona vecina al clítoris, con manchitas casi imperceptibles de color blanco ó rojizo, que pican mucho y que con el tiempo, sin tratamiento se extienden. La hiperplasia epitelial es otra de las patologías con características similares, que puede llegar a modificar parcial ó totalmente la forma de la vulva, por los cambios que produce en los tejidos de la misma.
Además de lo mencionado, ¿cuál es la importancia de estas lesiones?
La importancia inmediata es la molestia en la vida diaria y durante las relaciones sexuales. Si bien no es una patología contagiosa, si se deja sin tratamiento, puede progresar y si el liquen ó la hiperplasia se extienden por la piel, provocan que ésta se vuelva muy sensible, se agriete, sangre, se endurezca y, en casos severos, altere la arquitectura total de la vulva, como dije, llegando a producir la unión de los labios menores y cerrando la entrada a la cavidad vaginal.
Alguna de estas lesiones ¿puede extenderse hacia el interior de los órganos genitales y provocar otras alteraciones, como infertilidad?
Es una patología de la piel, de modo que no compromete los órganos internos, pero es necesario tratarla porque podría volverse una lesión pre cancerosa de la vulva. Muchas veces el diagnóstico no lo hace la ginecóloga sino la dermatóloga, cuando una mujer va a la consulta para examinar anualmente los lunares del cuerpo.
¿Cuál es el tratamiento en estos casos?
Hace unos años se utilizaban cremas a base de testosterona, pero hoy en día los tratamientos más utilizados son de dos tipos, con cremas de acción local a base de corticoides, que se usan durante varios meses y con otras a base de inmunomoduladores como el tacrolimus y el pimecrolimus, que es lo más novedoso en el tratamiento de estas afecciones.
El tratamiento es siempre local y dura varios meses, durante los cuales la paciente debe aplicar el ungüento ó la crema en forma diaria.
¿Cómo se determina si la lesión es precancerosa ó no?
En primer lugar por el examen clínico y si es necesario, debe realizarse una toma de tejido para hacerle una biopsia, lo cual se realiza con anestesia local.
En caso necesario, si se comprueba que realmente es una lesión precancerosa ó se sospecha de una lesión cancerosa, el tratamiento es la extirpación de la lesión.