Un estudio realizado por el Centro Médico de Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, afirma que las mujeres que se sometieron a cirugías de reducción de mamas reportaron sentirse mucho mejor porque mejoraron su calidad de vida, a nivel físico y psicológico.
No podemos negar que una delantera de tamaño considerado, atractiva y sensual es un imán que atrapa los ojos de cualquier hombre, y despierta la envidia de cualquier mujer. De hecho, cada vez son más las mujeres que pasan por el cirujano para adquirir un generoso aumento. Pero, aunque no lo crean, un escote profundo no tiene todo el poder.
A pesar de las creencias populares que confirman que tener pechos más grandes permite elevar la autoestima de las mujeres y que se sientan más felices, esta investigación determinó que aquellas que los redujeron se manifestaron mucho más alegres y complacidas con el cambio. Sobre todo a quienes el tamaño les generaba problemas de salud, como dolor de espalda o incomodidad para dormir, entre otros.
El sondeo involucró a 49 personas del sexo femenino sometidas a cirugía de reducción mamaria, quienes afirmaron que luego de someterse al procedimiento lograron mejores beneficios psico-sociales y de salud.
El estudio se publicó en la revista «Plastic and Reconstructive Surgery», de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS), y en el texto se enfatizó que las intervenciones de reducción mamaria eran muy eficaces en el alivio de síntomas físicos relacionados con tener senos demasiado grandes, como el dolor de espalda por el peso tanto de los pechos como de los implantes, y la incomodidad ante ciertas actividades como correr o hacer gimnasia.
Tener pechos pequeños tiene muchas más ventajas de las que se imagina la mayoría de las personas. Ahora hay más razones para estar contenta con el tamaño de «ellas», sea cual sea, porque se comprobó que un escote más chico equivale a mayor felicidad.