Cuando uno piensa en un «Gran líder», generalmente se vienen a la mente personalidades con aplomo, valientes, confiadas e incluso temerarias. Pero la delgada línea que separa a los grandes líderes de los simplemente buenos, se llama lealtad.
empleados felicesSer leal es una característica poco fácil de encontrar en un gerente; pero debes saber que es la única forma de mantener a tu equipo motivado y gustoso de trabajar para tí (¡Y mejor descarta esas convivencias grupales de fin de semana que sólo le roban tiempo de familia a tus subordinados!).
Aquí te dejo cuatro tips que puedes poner en práctica hoy mismo:
– Nunca critiques a ningún integrante de tu equipo en público, y acepta las responsabilidades y fallas de todos como lo que son: un sólo núcleo. Si debes hablarle a uno de ellos sobre un error, hazlo en total privacidad.
– Nadie debe quedarse atrás: Trabaja siempre bajo el criterio de que cada uno de tus subordinados es tan importante como todos. Si ellos empiezan a ver tanto las felicitaciones como los tropiezos de una manera global y no personal, les será más fácil trabajar en equipo y apoyarse entre sí.
– Sé siempre sincero, nunca les mientas. La honestidad es el pilar fundamental de esa confianza, tanto al decir cosas buenas como malas. Lo peor de disfrazar la verdad es que tus empleados se vuelvan inseguros y dudosos de tu actitud e incluso de tus propósitos, ¿Quién puede trabajar así?
– Dales tu apoyo incondicional: No les des la espalda si la embarran. Mantente a su lado tanto en las verdes como en las maduras; Si alguien ha tenido un mal día o tiene problemas fuera de la oficina, no es una buena estrategia decirle que simplemente continúe como si nada pasara. Dales tiempo.
El liderazgo es un privilegio que debemos ganarnos todos los días. Asegúrate de que todos y cada uno de los miembros de tu equipo confíe en tí y en los demás.