A uno de cada seis estadounidenses parece haberle dado la espalda el denominado sueño americano: casi 50 millones de ciudadanos en la economía más poderosa del planeta viven hoy en la pobreza, según datos gubernamentales.
A pesar de los programas federales de ayuda a familias de pocos recursos, los remanentes de la crisis económica siguen golpeando los bolsillos de los menos favorecidos, imposibilitados de mejorar sus ingresos y accesos a servicios considerados esenciales como salud, educación y alimentación.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos los hispanos y asiáticos fueron los más pobres, con 27.8 por ciento y 16.7 por ciento comparado con tasas de 25.8 por ciento y 11.8 por ciento con la fórmula oficial.
En contraste, la pobreza bajó menos para los negros, de 27.3 a 25.8 por ciento. Entre los blancos no hispanos la pobreza se incrementó de 9.8 a 10.7 por ciento.