La pastilla azul: ¿milagro, mito o auténtico remedio? Date cuenta…

Más comúnmente conocido como Viagra, el uso del sildenafil es cada vez más frecuente y extendido. ¿Qué es, cómo se usa y qué riesgos puede acarrear? Las respuestas de un reconocido sexólogo sobre la «potencia en píldora».

El citrato de sildenafil es el componente activo del célebre Viagra, la droga cuyo lanzamiento en marzo de 1998 en los Estados Unidos revolucionó el panorama de la sexología y concretó un sueño de siglos: encontrar la sustancia de administración sencilla, discreta e indolora, capaz de ayudar a millones de hombres a obtener y prolongar la erección lo suficiente como para realizar un coito normal.

Actualmente, se indica y comercializa en casi todos los países del mundo, con un alto grado de éxito terapéutico, en disfunciones eréctiles de distintos orígenes emocionales (estrés, depresión, ansiedad) y fisiológicos (edad avanzada, problemas vasculares, hormonales o neurológicos, asociación con ciertas afecciones crónicas como la diabetes, etc.).

Cómo actúa y cuáles son sus características

Como se sabe, la erección es la rigidización del pene producida gracias a un complejo mecanismo que incluye la emisión de una variedad de sustancias (entre ellas el guanosín monofosfato cíclico – GMPc) que relajan el músculo liso del cuerpo cavernoso para permitir el aumento del flujo sanguíneo local. El sildenafil interviene en este proceso –no en forma mecánica, sino necesariamente acompañado de estimulación sexual, ya que no influye en la libido evitando, entre otras cosas, la interrupción del desprendimiento de GMPc.

Se administra por vía oral y se absorbe por vía enteral en el término de una hora. La duración de sus efectos es de alrededor de cuatro horas y presenta ausencia de derivaciones clínicas significativas, salvo sobre algunas patologías existentes (como la hipotensión) y, en caso de abuso de la dosis o interacción medicamentosa contraindicada (por ejemplo, el consumo de remedios para controlar la irrigación coronaria).