La alimentación de una mujer a los 50 y 60 años influiría en su envejecimiento. La mayoría de las enfermedades aparecen después de muchos años.
Por eso, para Cecilia Samieri hay que prestar atención a los riesgos de salud en el curso de la vida y no sólo en la vejez. «La mitad de la vida es un período especial. Por ejemplo, la arteriosclerosis en las cardiopatías (y) las lesiones cerebrales de la demencia comienzan a evidenciarse en la mediana edad», dijo la especialista por correo electrónico.
Samieri es investigadora del INSERM de Francia y participó en un nuevo estudio publicado en Annals of Internal Medicine con un equipo del Hospital de Brigham y las Mujeres y de Facultad de Salud Pública de Harvard, Boston.
El estudio incluyó a 10.670 mujeres que participaban en el estudio conocido como Nurses’ Health Study, que comenzó en 1976. En la década de 1980, tenían entre 55 y 65 años y no habían desarrollado enfermedades crónicas.
Las participantes habían respondido a dos cuestionarios sobre alimentación en 1984 y luego en 1986. El equipo les asignó una puntuación de acuerdo con la similitud de sus dietas con un índice de alimentación saludable o la dieta mediterránea.
Estudió cómo envejecían hasta 2000 participantes, cuando tenían más de 70 años. Los autores definieron «envejecimiento saludable» como la ausencia de las principales enfermedades crónicas, deterioro físico, trastornos mentales o problemas cognitivos.
Esa definición se aplicaba al 11 por ciento (1.171 mujeres). El resto estaba envejeciendo normalmente. Para evaluar la calidad de la dieta se utilizó una escala del cero (poco saludable) al 110 (más saludable). La dieta de las mujeres que envejecían saludablemente obtuvo unos 53,2 puntos, mientras que la dieta de las mujeres que envejecían normalmente recibió unos 50,6 puntos.
La escala para valorar la similitud con la dieta mediterránea era de cero a nueve: a mayor valor, una dieta más saludable. Las mujeres que envejecían saludablemente obtuvieron unos 4,5 puntos, mientras que las que lo hacían normalmente alcanzaron los 4,3 puntos.
Además, las participantes que envejecían saludablemente eran menos propensas a ser obesas o fumar y hacían más ejercicio que el otro grupo. La hipertensión y el colesterol elevado no eran tan frecuentes como en las que envejecían normalmente.
Comer más saludablemente reducía un 34-46 por ciento el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas o deterioro en la vejez, tras considerar otros factores asociados.
Aun así, el equipo aclaró que el estudio no prueba que la dieta fuera la causa del envejecimiento saludable. Aunque el estudio se limitó a las mujeres, Samieri consideró que la asociación podría darse en ambos sexos.
«Sabemos que una dieta equilibrada y con vegetales, similar a la mediterránea, la DASH y hasta MyPlate (de www.choosemyplate.gov), es saludable para el corazón», dijo Joan Salge Blake, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética, que no participó del estudio.
Las cardiopatías son la primera causa de muerte en Estados Unidos y el sobrepeso y la obesidad elevan el riesgo cardiovascular. «Nunca es demasiado tarde para mejorar la alimentación y el estilo de vida», aseguró Salge Blake, quien sugirió consumir más granos integrales, frutas, verduras, lácteos desnatados, carne y pollo, y por lo menos dos porciones de pescado por semana.
Agencias