El emperador Akihito y la emperatriz Michiko de Japón no serán enterrados cuando mueran sino incinerados y reposarán juntos, por decisión suya y para aliviar los gastos que pesan sobre el pueblo.
La incineración es actualmente la práctica más corriente en el archipiélago, pero la última incineración de un emperador data de 1617.
Agencias