Las autoridades de EE.UU. rechazaron la entrada en el país de una canadiense discapacitada argumentando un trastorno mental que padeció con anterioridad, una información registrada en su historial clínico supuestamente confidencial.
Ellen Richardson, residente en la ciudad de Ontario, Canadá, fue al aeropuerto internacional de Pearson en Toronto el lunes, alegre y ansiosa por volar a Nueva York, EE.UU., desde donde esperaba iniciar un crucero por el Caribe de 10 días, por el que había pagado alrededor de 6.000 dólares, informa el portal ‘The Star’.
Sin embargo, un agente de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. junto con el Departamento de Seguridad Nacional acabó en unos minutos con su sueño cuando le negó la entrada.
«Me dijo que [mi entrada] estaba rechazada porque tuve una hospitalización en el verano de 2012 por depresión clínica», explica Richardson, que es parapléjica. El agente se refirió a la Ley de Inmigración y Nacionalidad de EE.UU., Sección 212, que niega la entrada a las personas que han tenido un trastorno físico o mental que pueda representar una «amenaza para la propiedad, la seguridad o el bienestar» de sí mismos o de otros.
Según explicaron en la aduana, la mujer tenía que haber obtenido una autorización médica y haber sido examinada por uno de los tres médicos en Toronto cuyas evaluaciones se aceptan en la Seguridad Nacional de EE.UU.
Richardson confesó, que en ese momento estaba tan conmocionada y devastada por lo que estaba pasando que ni se le ocurrió pensar en cómo las autoridades estadounidenses pudieron acceder a su información médica personal. La mujer también dijo que no mantuvo ninguna conversación con el agente en el aeropuerto sobre su historial clínico.
Una ruptura de una relación amorosa en 2012 le causó una depresión clínica y la posterior hospitalización, pero luego su condición se estabilizó.
El agente le dio un documento firmado que establecía que «las comprobaciones del sistema» habían encontrado que «tuvo un episodio médico en junio de 2012» y que debido a que se trataba de una «enfermedad mental», iba a necesitar una evaluación médica para ser aceptada.
Poco después, el abogado de Richardson, David McGhee, envió una carta al ministro de Salud de Ontario, Deb Matthews, donde le comenta que en el incidente de 2012 no estaba involucrada la Policía y le pregunta cómo era posible entonces que las autoridades estadounidenses tuvieran acceso a los registros médicos, que son estrictamente confidenciales.
En su respuesta, la portavoz del Ministerio de Salud Joanne Woodward Fraser solo ha confirmado que las autoridades estadounidenses «no tienen acceso a los registros médicos o de cualquier otro tipo de los residentes en Ontario que viajan a EE.UU.», agregando que el ministerio no podía proporcionar ninguna información adicional más.
Richardson, a quien también denegaron la indemnización por el viaje perdido, insiste en que lo que ocurrió con ella en el aeropuerto es una «violación de la intimidad» y un acto de discriminación contra las personas con problemas de salud mental y afirma que va a seguir luchando por sus derechos.