Según un estudio reciente, el conjunto megalítico de Stonehenge pudo haber sido sido un centro musical, pues sus bloques de piedra suenan como un xilófono gigante, algo que podría explicar el traslado de piedras para su construcción desde lejos.
Los sonidos producidos por las piedras, conocidas como litófonos, pueden variar emulando sonidos de metal y hasta la resonancia de la madera. Expertos británicos han comprobado que los monolitos llamados ‘Piedras azules’ de Stonhenge son litófonos cuando se las ‘toca’ con martillos de piedra.
Los investigadores conjeturan que las piedras de la zona de Mynydd Y Preseli, de donde provienen las ‘Piedras azules’ de Stonhenge, tienen estas características acústicas especiales, algo que explicaría las numerosas construcciones neolíticas en la zona.
A pesar de que las propiedades acústicas de Stonhenge pudieron quedar dañadas por el concreto con que fueron cubiertas las piedras durante las obras de restauración en la década de los 50, los expertos lograron grabar ruidos, que -según ellos- suenan como campanas, percusiones y gongs.
También encontraron evidencias de que algunas piedras ya habían sido ‘golpeadas’ antes, es decir, que posiblemente pudieron ser usadas como un instrumento musical. Las distintas partes de diferentes de piedras suenan de manera distinta, convirtiéndose en una especie de ‘xilófono’.
De acuerdo con ellos, los ruidos emitidos por otros litófonos en la zona pueden oírse desde lejos, así que pudieron ser usadas como medio de comunicación en tiempos remotos o en rituales. Algunas piedras similares eran usadas como campanas hasta el siglo XVIII en áreas cercanas.
Según los arqueólogos, es probable que ésta sea la razón por la cual los constructores prehistóricos de Stonehenge transportaron los monolitos desde Preseli, a 200 kilómetros de la construcción, a pesar de que en la zona donde se ubica Stonhenge hay suficientes piedras para la construcción.