Educar a un niño/a no es tarea fácil, nadie lo dijo; pero en algunas ocasiones la cosa se complica todavía más, si los hijos no obedecen a sus padres. Las acciones cotidianas se convierten en una batalla campal y los padres no saben muy bien cómo actuar para solventar las continuas trifulcas y disputas con los pequeños.
Será fundamental mantener la calma y tomar la paciencia como principal aliada, asimismo en unComo os ofrecemos algunos consejos sobre cómo hacer que mi hijo obedezca.
Qué está bien y qué está mal
Si queremos conseguir que nuestro hijo obedezca, el primer paso será determinar qué está bien y qué está mal, es decir, establecer unos límites. No podemos dejar que hagan aquello que les plazca, con total permisividad y después exigir que hagan lo que les pedimos. Los padres debemos determinar qué deben hacer y qué no está permitido, para que obedezcan a lo establecido.
No convertirse en un dictador
Aun así, tampoco será beneficioso que tu actitud sea más similar a la de un dictador que a la de un padre o madre; no deberán imponerse más normas de las necesarias ni esperar que el niño haga todo lo que le digamos. Deberás tener en cuenta que los niños son, exactamente eso, niños y su actitud irá acorde con su edad. No podrás ni deberás anular la personalidad de los pequeños o esperar que actúen como si fueran adultos.
Falta de coherencia
La falta de coherencia es otro de los motivos que pueden hacer que tu hijo/a no te obedezca. ¿Qué quiere decir esto? Significa que nuestras normas, imposiciones y argumentos deberán ser lógicos y coherentes; deberemos mantenernos firmes en nuestras decisiones y, sobre todo, estar de acuerdo entre los padres. Por ejemplo, no podemos dejar que la madre tome una decisión y el padre actúe de forma contraria, porque el niño actuará como más le interese y estará desobedeciendo a uno de los dos.
No hace falta gritar
No tiene razón quien más grita, de forma que por gritar mucho no conseguirás que tu hijo te obedezca. Será necesario que le hagas entender el porqué le estás pidiendo que haga una cosa o deje de hacer otra. Para ello, lo más recomendable es ponerte a su altura, hablarle con un tono de voz calmado y agradable y, sobre todo, no perder los papeles.
Aprende a escuchar
En algunas ocasiones, especialmente con los hijos más mayores, deberemos escuchar la opinión de nuestros hijos y saber el porqué de su actitud. Quizás entonces podrás saber por qué no obedecen a tus peticiones y, incluso, se muestran rebeldes. No te muestres distante y demasiado autoritario, sino flexible y dispuesto a entenderles.
Dar ejemplo
Asimismo, para conseguir que te obedezcan tus hijos, deberás dar ejemplo y convertirte en un modelo a seguir, ya que los padres son el principal referente de los niños. Por ejemplo, a la hora de comer no conseguirás que coman verdura si tu no lo haces; de forma que será necesario predicar con el ejemplo.
Castigos con lógica
En el caso de que sea necesario castigarles o tomar represalias por su mala actitud o comportamiento, siempre deberás buscar un castigo lógico y adecuado a la edad y a lo ocurrido. Es decir, si el trato era ver la televisión después de hacer los deberes y lo incumplen, podremos dejarles un día entero sin tele pero no un mes. Asimismo, el castigo por llegar tarde a casa no podrá ser quedarse sin postre, porque no es coherente, sino que el próximo día deberán volver antes.
Rincón de pensar
Cuando los niños son desobedientes, también será muy buena idea establecer un «Rincón de pensar, es decir, un lugar de la casa donde enviar al niño/a solo para que piense en lo ocurrido. Deberán pasar allí un determinado tiempo recapacitando y después sentarse a hablar sobre la conclusión a la que han llegado. De esta forma, trataremos de que ellos mismos reconozcan sus errores y no vuelvan a cometerlos.