Tanto la Unión Europea como Estados Unidos persiguen sus propios intereses geopolíticos en Ucrania, incluso en estos días tan difíciles para la sociedad ucraniana. En realidad ninguno de ellos tiene mucho que ofrecerle al país.
Así lo opina el analista político Miguel-Anxo Murado, uno de los expertos que cuestionan los motivos que impulsaron a varios líderes europeos a viajar a Kiev en medio de disturbios callejeros y actos de vandalismo como el derribo del monumento a Lenin.
Los organizadores de las protestas contra la negativa de Ucrania a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea hablan de las supuestas ventajas que les podría traer establecer relaciones especiales con el organismo supranacional. Pero ese discurso tiene poco que ver con la realidad a la que Europa busca someter a Kiev.
«En ese acuerdo sustancialmente lo que se haría es pedir a Ucrania que abriese su mercado a los productos europeos», sostiene Murado en una emisión de RT. «Pero no ofrece demasiados detalles de qué iba a importar la Unión Europea de Ucrania».
«De lo que se trata evidentemente es de extender el mercado europeo más allá, más al este adelanta, y en el caso de EE.UU. ni siquiera creo que haya un interés económico». Ese es geoestratégico y forma parte de su rivalidad con Rusia, opina el analista.
Sobre ese mismo efecto de la asociación advirtió en su momento el presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich. «¿Qué tipo de acuerdo es este en el que nos aceptan y nos ponen de rodillas?», se preguntó el líder nacional en una entrevista difundida por la televisión local. «Creo que no hay que ceder, tenemos que proteger nuestros propios intereses», agregó.