La búsqueda de petróleo entre Valencia e Ibiza realizada por la petrolera escocesa Cairn Energy ha entrado en su fase final. La empresa se ha preparado para detonar sus cañones sísmicos, lo que pone en peligro la fauna de la zona, informa ‘El Mundo’.
Las detonaciones se realizarán a 249 decibelios, nivel que está por encima del estruendo que causó la bomba de Hiroshima, y, según las estimaciones preliminares, se extenderán a lo largo de 75 días sobre una superficie de 2.420 kilómetros cuadrados.
Los disparos serán efectuados cada diez segundos desde un barco de cien metros de eslora, sus ondas se transmitirán por la capa de agua y parte del subsuelo, dañando la fauna marina.
La compañía afirma que tiene intención de subir el volumen poco a poco para que los animales puedan huir.
«Antes de comenzar la adquisición sísmica se llevará a cabo un procedimiento de arranque suave en el que el sonido se emite a menor intensidad al principio y se va aumentando hasta alcanzar la intensidad necesaria para la actividad sísmica, lo cual permite a los mamíferos marinos alejarse del área de estudio antes del comienzo de dicha actividad», señala la compañía.
No obstante, los ecologistas alarman que las ondas afectarán inevitablemente al sistema de colocación de los cetáceos, alterando su comportamiento, capacidad de alimentación, orientación y rutas migratorias. Según los estudios hechos por la Universidad Politécnica de Valencia y por el Cabildo de Lanzarote, la aparición de cadáveres de cetáceos desorientados en las playas sería una de las principales consecuencias de estas detonaciones.
Otro punto de la preocupación de los ecologistas es la Tortuga boba o Caretta caretta, que es especialmente sensible a las altas intensidades de los pulsos de aire comprimido de las prospecciones sísmicas y puede llegar a mostrar daños en los tejidos de los órganos internos, del cráneo o del caparazón si se encuentran cerca de la fuente de las ondas sísmicas.
La Alianza Mar Blava, organización que lucha desde Ibiza contra las prospecciones, insiste en que plantear por fases el proyecto petrolífero en Ibiza «es una trampa», y que deberían presentarlo en su conjunto porque hay que analizar globalmente todos los impactos ambientales, informa El Mundo.