Un misterioso bienhechor disfrazado de mendigo premia a los generosos

Un rico bienhechor de Canadá se disfraza de vagabundo cada año en busca de bondad en vísperas de la Navidad y ofrece dinero o cualquier tipo de ayuda a los transeúntes que no permanecen indiferentes a las necesidades de alguien sin hogar.

Yogi Omar, que reside en Vancouver, Canadá, pasa tanta necesitad luchando para salir adelante, que casi nunca se detenía a ayudar a las personas sin hogar que piden una pequeña limosna.

Pero la noche del jueves pasado, el hombre, de 30 años de edad, en su camino a un banco le ofreció a un sin techo que estaba pidiendo en la esquina de las calles Pender y Hornby comprarle comida. La respuesta del mendigo le dejó boquiabierto: el vagabundo rechazó la oferta de Omar y en su lugar le preguntó qué podía hacer por él.

El indigente en realidad era un rico filántropo que practicaba «actos humanitarios aleatorios como tradición familiar anual».

Durante tres horas cada noche, la semana antes de la Navidad, el hombre se para en una esquina de una calle de Canadá para ver quién está dispuesto a ayudar a un ‘sin techo’, informa el periódico ‘Vancouver Sun’.

Según confiesa Omar, para él lo sucedido fue una lección de humildad.

Cuando el hombre le dijo al misterioso mecenas que acababa de comprar unos billetes de avión muy caros a la ciudad de Guangzhou, China, para visitar a su padre, que sufre de un cáncer terminal, el ‘indigente’ le ofreció su ayuda.

Sin embargo, Omar rechazó el dinero del vuelo, pero aceptó la oferta del hombre de pagarle su alquiler de enero. «Él simplemente sacó una riñonera y me dio 469 dólares en efectivo. Yo estaba pensando: ‘¿Esto es en serio?’. Estaba muy impresionado», cuenta Omar.

El hombre, a quien Omar describe como un caucásico de unos 50 años que llevaba una camisa a cuadros, se negó a revelar su nombre. «Me dijo: ‘Eso es parte del acuerdo, tengo que permanecer en el anonimato. Simplemente seguiré haciendo cosas buenas'», afirmó.

Según Omar, la acción del benefactor desconocido es un ejemplo de lo que cada uno debe hacer por el bien de su karma: compartir el amor y no esperar nada a cambio.