Además de su función principal de humectar el cabello, el acondicionador tiene otros grandes usos tanto para la belleza como para el hogar.
Suavizante de cutícula: Uno de los grandes usos alternativos del acondicionador es como suavizante de cutícula. Tenés mucho más producto que en un frasco pequeño de suavizante de cutículas y puedes usarlo tanto para el pelo como para tus uñas. Frotá en las uñas y cutículas y verás cómo quedan humectadas.
Para remover curitas: Si eres un poco cobarde y todo te duele, este uso del acondicionador ¡te encantará! Para remover curitas o cinta médica, sobre todo en áreas sensibles, puedes usar acondicionador y no sentirás dolor. Aplicá en el área alrededor de la curita. Remojá el área alrededor del curita y las tiras adhesivas con un poco de acondicionador y espera unos 30 segundos. La curita saldrá de manera fácil, sencilla y sin dolor.
Crema de afeitar: Algunas marcas de cremas de afeitar pueden ser realmente costosas. El acondicionador logra mantener la piel suave y humectada en el proceso de depilación. Además, a diferencia de la crema de afeitar de espuma, puedes ver a través del acondicionador y resulta más fácil detectar algún área con vellos que hayas olvidado.
Remover el maquillaje: Este uso del acondicionador es ideal sobre todo si vas a viajar y tenés poco espacio en la maleta. Aplicá para quitar el maquillaje y luego lavá la zona con agua tibia y un jabón suave y no necesitarás llevar tu removedor de maquillaje a todos lados.
Limpiador de pinceles: Si eres maquilladora profesional o pintas, entonces este consejo es súper útil para vos. El acondicionador de cabello es un gran limpiador de cepillos. Llená un recipiente con agua tibia, añadí una gota de jabón suave y una cucharada de acondicionador. Colocá los pinceles y enjuagalos hasta que queden limpios. Luego dejalos secar. Verás que tus cepillos quedan limpios y suaves.
Previene la formación de óxido: De la misma forma que el acondicionador crea una capa protectora para el cabello, también ayuda a prevenir la oxidación. En las cuchillas de los patines de hielo hasta las bisagras de las puertas, grifos de baño y otras áreas expuestas a la humedad a diario, un poco de acondicionador de vez en cuando ayuda a prevenir la oxidación y mantener la humedad lejos.
Para lavar ropa interior: La ropa interior, sobre todo la lencería con materiales delicados como la seda, necesita de un jabón de calidad para su lavado, pero podés lavar tu ropa interior sin tener que gastar dinero en un buen jabón. Solo tenés que usar media cucharada de tu jabón regular y dos o tres cucharadas de acondicionador en agua y lavá allí tu ropa interior. Verás que el acondicionador dejará las prendas limpias, suaves y con rico olor.
Suéter encogido: ¿Has encogido algún suéter en el lavarropas? A todas nos ha pasado, pero tiene solución. Remoja el suéter en un recipiente con agua tibia y un chorro o dos de acondicionador. Luego de unas horas eliminá el exceso de agua del suéter y estiralo gentilmente a su forma original. Dejalo secar y verás cómo recupera su forma.