El cigarrillo electrónico, o eCig, a como también se conoce ha crecido considerablemente en los últimos años.
Para algunas personas, es un aliciente para dejar la adicción al tabaco, mientras otros alternan entre el uso del mismo y el consumo de cigarrillos, con el fin de bajar las dosis.
Lo que diversos estudios han señalado sin embargo, es que su utilización puede tener serias consecuencias para el organismo, aunque, por supuesto, los efectos no se comparan con los del cigarrillo convencional.
Los cigarrillos electrónicos tienen un aspecto similar a los tradicionales. El vapor que emana, parecido al humo del tabaco, proviene del propilenglicol.
Si bien, a diferencia del clásico cigarrillo no existe combustión de sustancias cancerígenas, como el alquitrán, arsénico y amoníaco, el propilenglicol puede contener algunos compuestos tóxicos en cantidades menores, pero igual de perjudiciales. Igualmente, el vapor que desprende puede ser nocivo para quienes están alrededor del consumidor.