WASHINGTONIAN (AP) En la lucha en Washington sobre la renovación de los beneficios extraordinarios a los desempleados de larga duración, que expiraron, se trata tanto de dar ayuda a 1,3 millones de parados como trazar el primer campo de batalla política en un año de elecciones.
La inesperada votación del martes en el Senado que retiró uno de los obstáculos para una extensión de tres meses en la ayuda atrajo el respaldo de seis republicanos, ilustrando las presiones políticas que sufren algunos legisladores del partido opositor, incluyendo los de estados con un desempleo superior al promedio nacional.
Con todo, el resultado del proyecto de ley es incierto ya que los demócratas, respaldados por la Casa Blanca, y los republicanos siguen profundamente divididos sobre si el costo de 6.400 millones de la prolongación debería ser agregado al déficit presupuestario o pagado con reducciones del gasto público. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y los funcionarios de la Casa Blanca indicaron que estarían dispuestos a aceptar reducciones a fin de costear una renovación del programa durante un año solamente si los republicanos acuerdan primero restaurar los beneficios por tres meses sin condiciones.
El debate encaja en la estrategia de la Casa Blanca de centrarse este año en gran medida en las disparidades económicas y llevar a los republicanos a una pelea electoral que los demócratas creen la ganarán ante el público. La disparidad de ingresos y la falta de ascenso económico será el tema central del discurso sobre el Estado de la Nación que pronunciará Obama a fines de mes, un foco que los funcionarios de la Casa Blanca consideran el «motivo rector» de Obama.
El mandatario dijo el martes en la Casa Blanca que la economía nacional se está recuperando, pero reconoció que «la recuperación en una extenso país como Estados Unidos va a ser seguramente un tanto desigual».
Deseosos de llamar la atención sobre la economía, los demócratas seguramente seguirán el debate sobre los beneficios a los desempleados de larga duración con una propuesta para aumentar el salario mínimo.
El martes, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, fustigó a Obama y los demócratas y sostuvo que se quejan de la penuria que encaran los trabajadores desempleados «como si de alguna forma no fueran responsables de ello la mayoría en el Senado o el gobierno».