La gastritis es una inflamación del estómago que puede ser causada por muchas cosas -en muchos casos, el estrés o los medicamentos como la Aspirina, el alcohol, el café, la comida picante-.
Sus principales síntomas son la falta de apetito, vómitos, acidez y dolor de estómago. Si sientes alguna de estas molestias desde hace tiempo, tal vez es momento de que pruebes con remedios caseros para la gastritis crónica.
Alimentos que puedes comer
Si bien hay algunos alimentos que debes evitar, necesitas alimentarte bien y de forma variada para obtener todos los nutrientes necesarios, evitando vomitar o sentir acidez. Las frutas frescas -especialmente la papaya y la piña-, el jengibre, el agua de coco, el té de regaliz, y una correcta hidratación, con al menos ocho vasos de agua al día, son algunas opciones que te permitirán mantenerte saludable al tiempo que evitas los efectos de la gastritis.
Para desayunar -probablemente el momento en que los síntomas de la gastritis son más fuertes- puedes probar comer gachas de avena con miel, ya que es beneficioso para la gastritis crónica y las úlceras de estómago. También es una buena opción un yogurt con un plátano, o unas rodajas de piña espolvoreadas con el polvo de semillas de papaya secas.
Bebe tres vasos de jugo de perejil con sal y pimienta negra al día, y podrás curar la gastritis y sentir más hambre.
Remedios caseros para la gastritis
Los remedios naturales para la gastritis crónica te permiten aliviar los síntomas de forma natural, con elementos sencillos que puedes encontrar fácilmente en tu casa o en cualquier tienda. Por ejemplo, puedes acostumbrarte a beber en ayunas a diario un vaso de agua tibia con dos cucharadas de miel de abejas. O por la mañana, una cucharada de aceite de oliva caliente en un vaso de leche -un poco asqueroso, pero efectivo-.
Antes de cada comida puedes consumir media cucharadita de semillas de cardamomo verde, hinojo y canela rehogadas por treinta segundos en una sartén. Una opción más simple es consumir dos cucharadas de gel de aloe vera tres veces al día, o una cucharada de polvo de carbón en medio vaso de leche dos veces al día. Otra opción es una cucharadita de pimienta de cayena en polvo en un vaso de leche, o dos cucharadas de aceite de palma; siempre por la mañana en ayunas.