SOCHI, Rusia (Reuters) – Como no a todos los rusos les nace naturalmente, en las semanas previas a los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi los gerentes de hoteles de la ciudad están estudiando en cursos intensivos cómo sonreír.
En línea con los esfuerzos del presidente Vladimir Putin para mostrar la cara moderna de Rusia en los Juegos, cuyo costo asciende a los 50.000 millones de dólares, se lanzó una iniciativa para derribar los estereotipos de que los rusos son fríos, severos y no sonríen.