Hay dos tipos de clímax, dos tipos de orgasmo. Uno ya lo conoces. Llegas a la cúspide de la excitación y no puedes ir más lejos: ha llegado el finalLa excitación alcanza un punto donde ya no es voluntaria. La energía te invade y sale. Te descargas, te aligeras. Expulsas la carga; puedes relajarte y dormir. Lo estás usando como si fuese un tranquilizante.
Tu acto sexual y el acto sexual tántrico son básicamente diferentes. Tu acto sexual es para descargar; es como un buen estornudo. Expulsas la energía y aligeras el peso. Es destructivo, no es creativo. Es bueno, es terapéutico. Te ayuda a relajarte, pero nada más.
El acto sexual tántrico es, básicamente, diametralmente opuesto y diferente. No se hace para descargar. Se hace para permanecer en el acto sin eyacular, sin expulsar toda la energía; para fundirse en el acto: al principio del acto, no al final. Esto transforma la cualidad, en conjunto, la cualidad es diferente. Intenta comprender estas dos cosas.
Hay dos tipos de clímax, dos tipos de orgasmo. Uno ya lo conoces. Llegas a la cúspide de la excitación y no puedes ir más lejos: ha llegado el final. La excitación alcanza un punto donde ya no es voluntaria. La energía te invade y sale. Te descargas, te aligeras. Expulsas la carga; puedes relajarte y dormir. Lo estás usando como si fuese un tranquilizante.
Es un tranquilizante natural: le seguirá un buen descanso, siempre que tu mente no esté agobiada por la religión. En ese caso, se destruye incluso el efecto tranquilizante. Si tu mente no está agobiada por la religión, el sexo podrá ser tranquilizante. Si te siente s culpable, hasta tu sueño se alterará.
Te sentirás deprimido, empezarás a descalificarte y a jurar que ya no volverás a gozar. Después tu sueño se convertirá en una pesadilla. Si eres un ser natural y no estás demasiado agobiado por la religión y la moralidad, entonces podrás usar el sexo como un tranquilizante. Este es un tipo de orgasmo: llegar a la cúspide de la excitación.
El tantra se basa en otro tipo de orgasmo. Si llamamos al primero un orgasmo cúspide, el orgasmo tántrico se podrá llamar orgasmo valle. En él no llegas a la cúspide de la excitación sino al valle más profundo de la relajación. Al principio, la excitación es necesaria para ambos. Por eso digo que al principio son iguales pero los finales son completamente diferentes.
La excitación se usa para ambos: tanto si vas a la cúspide de la excitación como si vas al valle de la relajación.
Para el primero, la excitación tiene que ser intensa, cada vez más intensa. Tienes que desarrollarte en él, tienes que ayudarlo a crecer hasta la cúspide.
En el segundo, la excitación sólo es el principio. Después, una vez que el hombre ha penetrado, el amante y la amada se pueden relajar. No es necesario hacer ningún movimiento. Se pueden relajar en un abrazo cariñoso. Si el hombre o la mujer sienten que se va a perder la erección, sólo entonces se precisa movimiento. Pero después te vuelves a relajar. Puedes prolongar este profundo abrazo durante horas sin eyacular, y después los dos podéis dormir juntos profundamente. Esto -esto- es un orgasmo valle.
Los dos están relajados y se encuentran dos seres relajados.
En el orgasmo sexual corriente se encuentran dos seres excitados, tensos, llenos de excitación, intentando descargarse. El orgasmo sexual corriente parece una locura; el orgasmo tántrico es una meditación profunda, relajante. Quizá no os hayáis dado cuenta pero el hecho de que el hombre y la mujer sean fuerzas opuestas es biológico, bioenergético. Negativo-positivo, ying-yang o como quieras llamarlo, se excitan el uno al otro. Y cuando se encuentran en una meditación profunda se revitalizan. Ambos se revitalizan, se vuelven generadores, se sienten más vivos, están radiantes de nueva energía y no se pierde nada. Basta con encontrarte con el polo opuesto para que la energía se renueve.
El acto sexual tántrico se puede repetir todas las veces que quieras. El acto sexual corriente no se puede repetir todas las veces que quieras porque pierdes energía, y tu cuerpo tendrá que esperar para volver a recuperarla. Y cuando la recuperes, la volverás a perder. Parece absurdo. Desperdiciar toda la vida en ganarla y perderla, ganarla y perderla: es como una obsesión.
Lo segundo que hay que tener en cuenta es que tal vez lo hayas observado o tal vez no pero si te fijas, los animales nunca disfrutan del sexo. No disfrutan durante el coito. Fijaos en los babuinos, los monos, los perros o cualquier tipo de animal. Durante el acto sexual no están felices ni disfrutando, ¡no lo parece! Parece más un acto mecánico; es como si una fuerza natural les impulsara a hacerlo. Si alguna vez has visto a los monos durante el coito habrás visto que al terminar se separan. Si te fijas en sus caras no están extáticos, es como si no hubiese sucedido nada. Cuando la energía lo requiere, cuando es excesiva, la expulsan.
El acto sexual corriente es exactamente así, pero los moralistas han estado diciendo lo contrario. Dicen: «No te abandones, no «disfrutes».» Dicen: «Esto es lo que hacen los animales.» ¡No es cierto! Los animales jamás disfrutan; sólo el hombre puede disfrutar. Y cuanto más profundamente puedas disfrutar, más elevada será la humanidad resultante. Si tu acto sexual se puede convertir en un acto meditativo, extático, alcanzarás lo más elevado. Pero no te olvides del tantra: es un orgasmo valle, no una experiencia cumbre. ¡Es una experiencia valle!
Después de un acto sexual tántrico, no has caído sino que has ascendido. Te sientes cargado de energía, más vital, más vivo, radiante. Ese éxtasis puede durar horas, incluso días. Sólo depende de la profundidad con que lo hayas realizado. Si empiezas a practicarlo, antes o después te darás cuenta que la eyaculación es una pérdida de energía.
No es necesaria, a menos que necesites tener niños. Y con un acto sexual tántrico te sentirás profundamente relajado durante todo el día. Basta una sola experiencia tántrica para que te sientas relajado durante varios días, cómodo, en casa, no violento, no enfadado, no deprimido.
Una persona así no puede ser un peligro para los demás. Si puede, ayudará a los demás a ser felices. Si no puede, al menos no hará infeliz a nadie. Solamente el tantra puede crear un nuevo hombre, y entonces crecerá el hombre que pueda conocer la eternidad, el no egocentrismo y la no dualidad con la existencia.
AGENCIAS