Para los delfines, la respiración es un acto voluntario, no reflejo, como ocurre con los hombres. Por esa razón han desarrollado un mecanismo de adaptación al océano que le permite que se duerma sólo la mitad de su cerebro, para seguir viviendo mientras descansan.
«Si no respiran, se mueren» señaló Jon Kershaw, responsable del acuario Marineland en Antibes, en la Costa Azul francesa.
Para poder «dormir permaneciendo al mismo tiempo despierto», el delfin ‘apaga’ uno de sus hemisferios cerebrales, mientras que la otra mitad del cerebro, que permanece despierta, ejerce el control sobre las funciones vitales, especialmente la respiración. Durante estos periodos de sueño «unihemisférico», los delfines ralentizan su metabolismo y el animal se queda prácticamente inmovil.
Los delfines dormidos se pueden ver a veces flotando en la superficie del mar, con un ojo abierto y una aleta que sobresale de la superficie del agua. Al rato, cambian de postura, ‘desconectan’ la otra mitad del cerebro y cierran el otro ojo.
Además de asegurar que se mantienen en marcha las funciones vitales, la mitad del cerebro que permanece activa durante el sueño puede mantener el rumbo del delfín y evitar que viaje a la deriva.
Este «sueño unilateral» ha podido ser estudiado en un laboratorio, donde los científicos lograron medir las ondas cerebrales que se producían en el hemisferio cerebral ‘dormido’, mientras que el lado ‘despierto’ tenía una actividad cerebral mucho mayor. Después de 20 minutos, el esquema se invertía.
De esta manera, los delfines consiguen dormir unas ocho horas diarias, en tramos que duran entre varios minutos y dos horas.
Según un reciente estudio elaborado por neurobiólogos de la Universidad de California (UCLA), los jóvenes delfines que son capturados para vivir en cautividad permanecen despiertos las 24 horas del día las primeras semanas de su encierro, mientras que las madres les vigilan permanentemente para que no se duerman.
AGENCIAS