Los niños-jóvenes se ponen nerviosos, sobretodo cuando: «no saben mucho acerca de lo que entra en la prueba» y al estar en esta situación tiene variadas opciones, entre ellas:
1- Sacarse la nota que merece (lo cual acarrearía problemas en el hogar)
2-«Comparar resultados» (arriesgándose al que el profesor lo sorprenda y luego el alumno sufra la consecuencias del hecho).
3-No entregar la prueba argumentando que sí lo hizo (cosa que igual no funciona, porque finalmente hay que dar la prueba).
En el colegio al sorprender a un alumno o alumna copiando, se le retira la prueba, se anulan las preguntas contestadas hasta el momento, luego se registra el hecho en el libro y automáticamente queda condicional.
En Bangladesh los jóvenes mayores de 15 años sólo pueden optar por la primera alternativa, es decir, sacarse la nota que merecen, al dar los exámenes finales, ya que en este lugar de Asia, los niños de 15 años pueden ser encarcelados por hacer trampa en sus exámenes finales.
Los profesores que hagan trampa y ayuden preferencialmente a un alumno también puede sufrir la misma condena, que va entre 5 a 10 años según la gravedad de la falta.
Cada año, el gobierno de Bangladesh toma medidas enérgicas para detener la estafa y llevar a cabo una masiva campaña en los medios de comunicación para advertir a los estudiantes a través de prensa y televisión.
AGENCIAS