La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, garantizó el martes la seguridad de brasileños y extranjeros durante el Mundial-2014 de fútbol, en momentos en que violentas manifestaciones se han convertido en una constante en el país anfitrión.
«Brasil está preparado para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y de sus visitantes. La inversión del gobierno en seguridad y defensa suma 1.900 millones de reales» (unos 800 millones de dólares), dijo Rousseff durante una visita al estado de Piauí (noreste).
La mandataria explicó que estas acciones involucran, entre otras, la instalación de centros integrados de comando y control en todas las ciudades sede, fortalecimiento de los puntos de ingreso al país y sistemas para mejorar la seguridad en las carreteras.
Brasil espera recibir a cerca de 600.000 turistas extranjeros durante el Mundial (12 de junio-13 de julio), que se sumarán a los tres millones de brasileños que se desplazarán durante el mayor evento deportivo del mundo.
En la víspera, la FIFA respaldó la acción de la policía para tener «bajo control» las manifestaciones violentas, que a cuatro meses del torneo, se continúan registrando. Paralelamente, el Parlamento debate un proyecto de ley antiterrorista, que endurece sanciones por actos vandálicos y daños a bienes públicos.
Los altos gastos en la Copa del Mundo, sumados a pedidos de mejoras en salud, educación y transporte, llevaron a más de un millón de brasileños a manifestarse en las calles en junio del año pasado, durante pasada la Copa Confederaciones de fútbol.
Las protestas han continuado, menos intensas pero más radicales. De acuerdo con una encuesta divulgada el martes, 85,4% de brasileños cree que habrá manifestaciones durante la Copa del Mundo, pero el 82,9% dice que no participará de ellas.
BRASILIA, (AFP)