En la Tierra Santa, el estado de Palestina aún no existe. Pero en Hollywood, ya tiene una finalista en los premios Oscar.
La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas anunció que «Omar», una de las candidatas de este año a mejor película en lengua extranjera, viene de «Palestina» y causó asombro en la región, donde israelíes y palestinos están inmersos en conversaciones de paz dirigidas a establecer, precisamente, tal estado.
«Mientras estemos bajo ocupación, no importa cómo lo llamen», dijo Abu-Assad, de 52 años, que, como muchos árabes israelíes se considera palestino a pesar de tener nacionalidad israelí. «Eso no nos hace israelíes. Mientras el estado sea exclusivo, uno no puede identificarse con un estado que no nos reconozca como iguales».
En «Omar», una historia de amor con el conflicto árabe-israelí como trasfondo, Abu-Assad explora algunos de estos elementos enfocándose en el aprieto de palestinos que colaboran con Israel.
El personaje principal, un panadero palestino, rutinariamente salta la barrera que separa Cisjordania de Israel para visitar a su amada Nadia. En una de sus escapadas es atacado por un soldado israelí, tras lo que él y sus amigos deciden matar a otro soldado en represalia. Tras ser arrestado es presionado a convertirse en informante, desencadenando una serie de reacciones de decepción y traición que pondrán a prueba la lealtad de Omar a Nadia, sus amigos y su pueblo.
De manera interesante, la apuesta israelí al Oscar de este año, «Bethlehem» (Belén), lidia con el mismo tema de colaboración pero se enfoca más en la relación íntima entre el informante palestino y la persona israelí a la que reporta.
Abu-Assad dijo que no hizo esfuerzos para narrar el lado israelí de la historia.
Yair Raveh, un crítico de cine de la principal revista de entretenimiento de Israel, Pnai Plus, dijo que ambos filmes son igual de impresionantes. Mientras la israelí «Bethlehem» hizo un esfuerzo por mostrar ambas caras y causó controversia a nivel nacional, dijo que la fuerza de la palestina «Omar» está en la furia que proyecta.
«No es una película anti-israelí per se. Simplemente tiene mucha ira y la ira es buena para el cine», opinó.
JERUSALÉN (AP)