Mientras Occidente amenaza con posibles sanciones contra Rusia, los expertos destacan que el mundo clama por una reforma del sistema financiero global y que ya es hora para distanciarse del dólar.
Los expertos califican las posibles sanciones contra Rusia por la crisis en Ucrania de especialmente peligrosas y contraproducentes, ya que conllevarán enormes pérdidas potenciales para Occidente.
«Vamos a tener que recurrir a otras monedas, crear nuestro propio sistema de pago. Tenemos excelentes relaciones comerciales con nuestros socios en el este y el sur, y vamos a encontrar una manera de no solo anular nuestra dependencia financiera de EE.UU., sino de salir de estas sanciones con gran ventaja para nosotros», dijo el asesor presidencial ruso Serguéi Glaziev.
Vamos a tener que recurrir a otras monedas, crear nuestro propio sistema de pago El inversor internacional y empresario Simon Black, por su parte, opina que EE.UU. realmente tiene algo que temer, ya que la reforma del sistema financiero internacional ya está en marcha y el dólar gradualmente pierde posiciones.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el dólar estadounidense es la moneda dominante en el mundo. Y a pesar de que Richard Nixon puso fin a la convertibilidad del dólar en oro y abandonó unilateralmente las obligaciones del Gobierno estadounidense en el marco del sistema de Bretton Woods en 1971, el mundo todavía se ha aferrado al dólar durante los últimos 43 años. Sin embargo, esta realidad está cambiando rápidamente.
China y Japón lideraron el abandono masivo de bonos del Tesoro de EE.UU. China, el mayor acreedor extranjero de Washington, redujo sus tenencias en bonos del Tesoro a 1.275 billones de dólares, y Japón recortó su nivel durante tres meses consecutivos a 1.083 billones de dólares. Combinados, representaron cerca de 40.000 millones de dólares. Los bancos centrales están comprando más oro.
Los países están llegando a acuerdos de intercambios de divisas entre sí. Y los Gobiernos del mundo están empezando a pedir que EE.UU. ponga orden en su presupuesto y su sistema fiscal. En particular, el FMI funciona con un sistema de cuotas desigual. EE.UU. tiene una participación del 16,75% de los votos y Japón ocupa el segundo lugar, con una participación del 6,23%, lo cual sitúa a EE.UU. en el asiento del conductor del sistema financiero global. Y así ha sido durante décadas.
Sin embargo, la mayoría de los miembros del FMI ha comenzado a presionar para que se revise el sistema de cuotas actual. Más aún, muchos de los 188 países miembros del Fondo Monetario Internacional (institución cuya meta original es garantizar el buen desarrollo de un nuevo sistema financiero global), han decidido rebelarse. Incluso los aliados típicos de EE.UU. están rompiendo filas.
Así, el tesorero australiano Joe Hockey, afirmó recientemente en una conferencia financiera que van a «cabildear activamente» para reformar el sistema de cuotas del FMI, y que «el Congreso tiene que entender que es de interés de EE.UU. reformar el FMI».
Potencias como la India o China, además de un gran número de países, están presionando para que se lleve a cabo una reforma importante del FMI. Todos, excepto EE.UU., cuyo Congreso continúa mostrando una gran intransigencia en la adopción de las reformas requeridas.