Este artículo de opinión es una entrevista a Fabrizio Casari, a través de Lorenzo Poli, de Pressenza.
Aquí la entrevista:
A pesar de seguir siendo objeto de una fuerte injerencia norteamericana y de intentos de golpe de Estado, Nicaragua resiste con todas las contradicciones del caso y sigue asustando a la oligarquía. De esto y mucho más hablamos con el periodista Fabrizio Casari, director de la revista Altrenotizie.org y experto de Nicaragua.
1) Las elecciones se celebrarán en Nicaragua en noviembre de 2021. ¿Quiénes son los candidatos y los partidos que se presentarán?
Hay 19 partidos nacionales y 4 regionales (pertenecientes a la costa atlántica y caribeña) que participarán en las elecciones que elegirán la Presidencia y la Vicepresidencia, el Parlamento Nacional, el Parlamento Centroamericano y las Autoridades Locales. Hay dos alianzas: «Nicaragua Unida Triunfa», encabezada por el FSLN, y «Alianza de Ciudadanos por la Libertad», encabezada por el partido del mismo nombre. Esta última también cuenta con el apoyo de la organización patronal del país, COSEP.
2) Los principales medios de comunicación nunca hablan de Nicaragua, pero en sus páginas web estos días se divierten señalando a Daniel Ortega por otro «giro autoritario». ¿Cual es la verdad?
En primer lugar, hay que decir que la asociación entre Daniel Ortega y el «cambio autoritario» es a estas alturas un estribillo ridículo, que se propone para todo país que no forme parte del sistema de alianzas (para definir con un eufemismo el estado de servidumbre) que pertenece a los Estados Unidos. De hecho, basta con desplazarse por el mapa del mundo para encontrar una extraordinaria coincidencia de los llamados «estados autoritarios» en los que hay gobiernos no alineados con Washington o Bruselas. Siguiendo con el tema de las coincidencias, te darás cuenta de cómo todos estos países son sancionados unilateralmente y sufren intentos de golpes de estado que nos venden como rebeliones espontáneas poéticamente llamadas «primaveras».
Y esto es exactamente lo que está ocurriendo en Nicaragua, donde la justicia, basándose en revelaciones confirmadas de la prensa y en pruebas incontrovertibles, ha abierto una investigación sobre el blanqueo de dinero por parte de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro que, junto con otras dos fundaciones familiares – Funides y Cinco -, recibió cuantiosos fondos de Estados Unidos y de la Unión Europea para destinarlos a la organización de la oposición en Nicaragua. Los fondos – unos 100 millones de dólares en los últimos 4 años – se invirtieron en el nacimiento y fortalecimiento de estructuras mediáticas y políticas antigubernamentales (periódicos, TV, radios y partidos); pero buena parte de esos fondos financiaron la intentona golpista de 2018 y se destinaron a la construcción de una red paramilitar con la que intentar un nuevo golpe tras las elecciones del próximo noviembre.
El plan, concebido en Washington y denominado RAIN, iba a ponerse en marcha una vez que se hiciera oficial la victoria anunciada de Daniel Ortega y la coalición «Nicaragua Juntos Triunfa».
3) ¿Qué pasa con la señora Chamorro?
La señora Chamorro es la responsable legal de su fundacìòn. A ella llegò el dinero desde los EE.UU y desde Europa. Se negó a responder a las preguntas de los magistrados nicaragüenses sobre el rastro del dinero, argumentando que el Departamento de Estado de EE.UU. describió el proceso de envío de fondos como «regular» y, por lo tanto, no tiene motivos para interceder ante el poder judicial nicaragüense. Sobre todo, se ha negado a decir dónde fueron a parar 7,5 millones de dólares, que nunca se supo si salieron, sino que desaparecieron de las cuentas. La sospecha de los investigadores es que acudieron a la logística de las bandas paramilitares que se mueven en el norte del país, los nuevos contras en definitiva.
La investigación de la magistratura tiene como fuente legal las leyes que sustentan el sistema legislativo referente a la seguridad del País. Son leyes sustancialmente idénticas a las vigentes en todos los países europeos y en los propios Estados Unidos. Se refieren a la obligación de denunciar los fondos provenientes del exterior y de instituciones extranjeras y la obligación de documentar su entidad, fines y usos. Luego hay leyes que prohíben la asociación con países extranjeros para promover solicitudes de invasiones militares extranjeras, actividades de boicot, sanciones y embargos contra el país y se refieren a una ley emitida por el gobierno liberal de Violeta Chamorro en 1995. El hecho de que ahora vean a su hija convertirse en objeto de las sanciones que propone la ley de su madre es pura coincidencia.
Están acusados de traición y conspiración con estados extranjeros contra la integridad nacional y, realmente, es difícil ver en qué país del mundo habrían actuado de forma diferente. La diferencia entre Nicaragua y Estados Unidos, por ejemplo, es que para la misma ley Estados Unidos prevé un mínimo de 15 años de prisión, que en Nicaragua, sin embargo, es más que la pena máxima.
Lo mismo ocurre con la otra ley que regula la candidatura a cargos públicos, querida y votada en los años 90 por los mismos que ahora se quejan de su eficacia en su contra. Lo que se está aplicando es precisamente la ley que querían cuando no imaginaban que podrían ser sus víctimas.
Cabe señalar que el mismo tipo de investigación, en relación con el lavado de dinero, la corrupción, la financiación ilegal desde el extranjero y la evasión fiscal, está afectando actualmente a Costa Rica, pero nadie protesta por ello. Así que, si se aplican las leyes para proteger la seguridad nacional y aplastar el tráfico ilegal y la financiación de formaciones armadas, en todas partes se aplaude la integridad democrática, mientras que si esto ocurre en Nicaragua se acusa de Estado autoritario. Extraño, ¿no?
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4) Tanto revuelo por la detención de miembros de la derecha nicaragüense, pero nadie ha dicho por qué fueron detenidos. Se repite el intento de golpe de Estado de 2018?
Mientras tanto, es bueno decir que los detenidos no son candidatos a nada, ya que la presentación de candidaturas está aún por llegar. Se trata de aspirantes que, además, están enfrentados con cuchillos entre ellos mismos. Otra prueba de la falta de relación entre las detenciones y la campaña electoral es el hecho de que muchos de los detenidos no son candidatos a nada y muchos, como el presidente del grupo bancario Banpro, no tienen militancia en ningún partido.
Sí, lo que se está gestando es un nuevo intento de golpe de Estado y esta vez al Gobierno de Nicaragua no le ha pillado por sorpresa y ha decidido actuar de forma preventiva, teniendo pistas y pruebas suficientes para activar el plan de prevención.
5) En julio de 2020, el periodista William Grigsby Vado reveló que entre 2017 y 2018 Washington pagó 28 millones de dólares a opositores antisandinistas. ¿Sigue habiendo injerencia de Estados Unidos en la política nicaragüense?
La injerencia de Estados Unidos en Nicaragua es muy fuerte. Sin ella no habría intentos de golpe de Estado ni desestabilización permanente. No sólo en Nicaragua, ciertamente, sino en toda el área latinoamericana, pero en Nicaragua han sido históricamente pesados desde 1927. Cabe señalar que desde que el Frente Sandinista, dirigido por el comandante Daniel Ortega, volvió al gobierno en 2006, Nicaragua ha sido definida oficialmente por Washington como una «amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos». Teniendo en cuenta que un país del tamaño de Lombardía, con seis millones y medio de habitantes y un PIB que ocupa el puesto 140 en el mundo, es difícilmente una amenaza creíble para un inmenso país con más de 300 millones de habitantes, segunda potencia económica y primera militar del mundo, se puede entender que la hostilidad política sea el único motor de los intentos de Estados Unidos por desestabilizar Nicaragua.
A su quinta columna en Nicaragua, es decir, las familias oligárquicas, la ultraderecha y la jerarquía católica, así como los traidores del FSLN que son la parte más extrema de la derecha pero se presentan como la izquierda, llegó la financiación estadounidense. Se crearon ONG y fundaciones, organizaciones de derechos humanos y otras empresas ficticias precisamente para recibir dinero de Estados Unidos. Que, según la legislación estadounidense, si procede de agencias gubernamentales (como USAID y NED) no puede pagarse a ciudadanos individuales, sino sólo a organizaciones y asociaciones que se consideren afines a los objetivos e intereses de Estados Unidos.
Los fondos donados por USAID, NED, IRI, IDI, Fundación SOROS, y otras fundaciones europeas, españolas en particular, así como la propia UE, ascienden a unos 100 millones de dólares en los últimos 5 años. Una suma enorme en un país donde el salario mínimo es de 200 dólares al mes y una campaña electoral para la presidencia cuesta 10-20 millones de euros.
6) Hace unos años, por los ex sandinistas se criticó a Ortega por haberse puesto de acuerdo con la derecha, por haberse pronunciado contra el aborto «conquistando a la Iglesia». Sin embargo, hasta la fecha, no parece que la Conferencia Episcopal de Nicaragua esté en buenos términos con el gobierno sandinista.
Quienes han criticado a Ortega por haber pactado con la derecha son los antiguos sandinistas que, se aliaron con la derecha en las elecciones. Sólo que Ortega hizo un acuerdo constitucional para la reforma electoral (que se hace en todas partes con la participación de todos los partidos) mientras que el MRS ha sido un aliado político orgánico a la derecha golpista desde 1994. En cuanto al aborto, es una limitación objetiva de la legislación nicaragüense y es el resultado tanto de un acuerdo con la iglesia como de la complacencia de una profunda cultura católica en la base misma del FSLN, así como de la población en general. Pero junto a esto hay que recordar que con el gobierno sandinista el papel de las mujeres ha cambiado profundamente, hasta el punto de que son ellas las que tienen la titularidad de los créditos facilitados por el Estado para la economía familiar y hay que destacar que Nicaragua ha llegado a ser el 4º país del mundo en la reducción de la brecha de género. Un resultado extraordinario para un país latinoamericano de base rural.
La Conferencia Episcopal es el alma ideológica del golpe y en el 2018 jugó el papel más escabroso, presentándose como mediadora mientras dirigía el golpe, tratando de engañar a la población y al gobierno. Pero la población descubrió el truco y asaltó las iglesias, encontrando allí criminales ocultos, armas, medicinas, provisiones y dinero. Los sótanos de algunas iglesias fueron utilizados para la tortura y un sacerdote de Masaya participó directamente en el asesinato de un teniente de policía, quemado vivo frente a una barricada por los llamados «estudiantes pacíficos».
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7) ¿Cómo respondió la Nicaragua sandinista a la crisis sanitaria de Covid-19?
De la única manera que podía. Es decir, continuando con la aplicación de políticas sanitarias gratuitas y de calidad, incluidas las campañas de vacunación masiva a toda la población, que ahora se encuentra epidemiológicamente entre las más protegidas del continente. En 14 años se han construido 20 hospitales y Nicaragua es, junto con México, el único país que tiene dos aceleradores en línea para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.
8) ¿Cómo puede la Revolución Sandinista, en un país pequeño como Nicaragua, seguir asustando a la oligarquía estadounidense?
En primer lugar, hay que decir que Washington sigue siendo fiel a la Doctrina Monroe, que se basa en el lema «América para los americanos», entendiendo por la primera el territorio que va de Alaska a Tierra de Fuego y por los segundos exclusivamente los ciudadanos estadounidenses. Consideran a Centroamérica y Caribe como su «patio trasero», y tienen una idea de las relaciones políticas con los estados que componen la región basada en el modelo de Puerto Rico, es decir, el protectorado de la colonia.
Sobre el fondo de la cuestión debo decirle que hay varios aspectos, todos ellos muy importantes, que llevan a los Estados Unidos a una guerra permanente contra Nicaragua. Vamos a desmenuzar el asunto.
En aspecto ideológico está la absoluta falta de voluntad de Estados Unidos de aceptar gobiernos que no sean súbditos, sin importar en qué parte del mundo se encuentren.
El aspecto político. Específicamente en América Latina – y más aún en Centroamérica y el Caribe – la peligrosa reverberación para Estados Unidos es geopolítica, con el ejemplo de rebelión contra su orden colonial que pueden proporcionar países como Nicaragua, Cuba o Venezuela o Bolivia. Temen el efecto de contagio en el resto del continente. Entre otras cosas porque los espectaculares resultados de la política sandinista a nivel social reconfortan la hipótesis de que sin la presión de Estados Unidos se crece más y mejor. Reducción del 50% de la pobreza extrema y del 48% de la pobreza relativa; sustancial autosuficiencia alimentaria; autosuficiencia energética con el 60% de la energía procedente de fuentes renovables; asistencia sanitaria completamente gratuita con 20 nuevos hospitales construidos y cientos de consultorios médicos en todo el país; educación hasta el nivel de posgrado completamente gratuita y subvencionada con material didáctico y comida para los estudiantes; sistema de pensiones flexible con entrada a los 60 años; triplicación de las exportaciones y reducción de las importaciones, superávit financiero, reservas monetarias de 3600 millones de dólares para un país que históricamente no llegaba a los 100 millones. Préstamos a usura cero, apoyo a las cooperativas agrícolas, casas construidas por el gobierno para las familias necesitadas y asignaciones relativas de títulos de propiedad. Este es el modelo socioeconómico sandinista, basado en la lucha contra la pobreza: un sistema de economía mixta que utiliza el concepto capitalista para la acumulación y el socialista para la distribución. Un modelo que sería bueno importar en lugar de combatir.
La configuración geoestratégica. Nicaragua tiene su propia política exterior basada en los mismos criterios que la interna: independencia, autodeterminación y soberanía nacional. Ya estos tres conceptos chocan con la idea que Estados Unidos tiene de Nicaragua, que para ellos debe ser una fiel extensión geográfica, pero a esto hay que sumarle las decisiones que Managua tome respecto a su crecimiento económico, social y político.
En este sentido, se piensa en el proyecto de construcción del canal interoceánico, que dejaría obsoleto el Canal de Panamá. La realización del canal llevaría a Nicaragua a un papel central en el tablero internacional y reduciría en más de 12 horas de navegación la ruta entre el Pacífico y el Atlántico con la consiguiente reducción de costos para los armadores de todo el mundo, tanto en el transporte de mercancías como en el tráfico turístico. ¡Estados Unidos no tolera la idea en sí, y mucho menos que la empresa que debería realizar la megaobra (puertos, aeropuertos, autopistas y asentamientos urbanos) sea china! Washington ve como extremadamente peligrosa la ahora progresiva presencia china en el mercado latinoamericano con hasta reverberaciones militares en Venezuela.
Además, Nicaragua alberga una estación Glonass (GPS ruso) con la que Moscú vigila el tráfico sobre el Caribe y a ambos lados de los océanos en Centroamérica, con la intención de mejorar su seguridad nacional, al igual que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido. Washington teme una progresiva capacidad ofensiva y defensiva rusa en lo general y en particular en lo que considera su «patio trasero», olvidándose de las tropas de EE.UU. y la OTAN en las fronteras de Rusia. Es como la historia de la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses, denunciada por quienes llevan más de 60 años comprando y condicionando las elecciones en casi todos los países del mundo.
El aspecto económico. Los Estados Unidos descargan los excedentes de sus mercados internos en el subcontinente latinoamericano e importan recursos minerales y de suelo de valor estratégicos a precios competitivos y mano de obra muy barata. Hay que recordar que Estados Unidos produce el 22% de los recursos mundiales, pero consume cerca del 52%. La diferencia entre ambas cifras debe llenarse con el saqueo de los recursos ajenos, de lo contrario el modelo estadounidense se mostrará como lo que es: un sistema que se sostiene sólo sobre un endeudamiento nunca refutado gracias a la impresión continua de moneda, con el dominio del sistema bancario internacional y de los organismos financieros multilaterales, con el robo de recursos y el uso de la fuerza militar para lograrlo. Si no fuera así, no habría más de 700 bases militares estadounidenses fuera de Estados Unidos y un millón de soldados.
Los reflejos sobre la economía interna. La inmigración ilegal, utilizada como ejército de reserva en el proceso productivo (de los estados del Sur en particular) ejerce una fuerte presión sobre la organización del mercado de trabajo; esto lleva a la reducción de los salarios y de los derechos, aumentando la competitividad de los bienes y servicios americanos en el mercado interno e internacional. Si se impusieran políticas socialistas o incluso keynesianas en los países latinoamericanos (por ejemplo, como en Nicaragua, donde vige una tasa de crecimiento del 4,5% anual del PIB y la menor migración del continente), la migración laboral hacia los EE.UU. se reduciría drásticamente y dentro de veinte años podríamos asistir a una fuerte inversión de la tendencia.
Esto tendría consecuencias en el aumento de los salarios y los derechos de los trabajadores estadounidenses, reduciendo así los márgenes de una producción que ya ha perdido la pista de la innovación de producto,y que se encuentra hundida por China, India y Rusia y todos los demás actores emergentes de la economía mundial, a los que Estados Unidos pone sanciones para procurar ventajas comerciales y presionar políticamente.
Pero es el movimiento desesperado de un sistema que dejò de ser inclusivo para volverse excluyente y, como si estuviera en arenas movedizas, a cada paso que da se hunde más y más. La desestabilización permanente en los cuatro rincones del planeta es para EE.UU. la única respuesta posible: transformar el mundo en un teatro de guerras e inestabilidad hace del poder militar el buen refugio de un capitalismo colapsado, víctima de su incapacidad para detener la loca carrera hacia el precipicio. Como muchos analistas ya habían comprendido tras la caída del campo socialista en 1989, para el equilibrio del planeta los Estados Unidos han dejado de ser la solución y se han convertido en el problema.