Decenas de manifestantes se concentraron el martes pese a la nieve en las puertas de la Corte Suprema de Estados Unidos antes de una audiencia sobre el derecho de un empresario de limitar el acceso de sus empleados a la anticoncepción en nombre de la religión.
Militantes feministas coreaban consignas proclamando «El control de la natalidad no es asunto de mi jefe». Los activistas homosexuales desplegaron una bandera gay con una enorme pancarta en la que se podía leer: «La intolerancia disfrazada de libertad religiosa sigue siendo intolerancia».
Del otro lado, pese a la nevada que caía, un gran grupo de manifestantes anti-aborto defendía «la fe y la familia».
En una audiencia de 90 minutos, los nueve jueces de la Corte Suprema deben considerar si un patrón, amparado en sus creencias religiosas, puede privar deliberadamente a sus empleados del acceso gratuito a la píldora del día después, a la que tienen derecho a través de su cobertura de salud.
En la primera acción contra la reforma sanitaria de Barack Obama, aprobada hace dos años, el alto tribunal escuchará los argumentos en una empresa familiar de materiales de artes decorativas, que se rehúsa, en nombre de su fe cristiana, a proporcionar a sus empleados la cobertura de salud para ciertos métodos anticonceptivos.
El gobierno de Obama, que ya eximió a congregaciones religiosas de esta obligación legal, considera que una empresa con fines de lucro no puede ampararse en el mismo derecho constitucional a la libertad religiosa que una persona.
Hobby Lobby, esta empresa de arte con sede en Oklahoma (sur), pero también su librería religiosa Mardel, así como Conestoga, un fabricante de armarios en Pensilvania (este), de confesión menonita, se niegan a cumplir con ese requisito de la ley, arriesgándose a una multa.
Cuatro de los veinte métodos anticonceptivos amparados por la ley conocida como Obamacare, dos tipos de píldoras del día después y dos tipos de dispositivos intrauterinios, son considerados métodos abortivos por los demandantes.
WASHINGTON, (AFP)