Cómo los BRICS gracias a Rusia pueden estrechar al G-7 dentro del G-20

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Barack Obama no pudo convencer al Congreso de EE.UU. de aprobar la reforma del sistema de cuotas del FMI, lo que puede causar insatisfacción extrema por parte de los miembros del G-20 y marcar un giro de la historia económica tras la cumbre de abril.

La negativa del Congreso de EE.UU. a aprobar la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) puede causar insatisfacción extrema por parte de los miembros del G-20, quienes en la cumbre de febrero en su comunicado dedicado a la reforma del FMI «lamentaron profundamente» el hecho de que la reforma esté aún retrasada en EE.UU., usando por la primera vez una expresión bastante dura hacia Washington: «Nuestra principal prioridad es la ratificación de la reforma del 2010 e instamos a la parte estadounidense a hacerlo antes de nuestra próxima reunión en [10 de] abril».

Además, el ministro de Finanzas ruso, Antón Siluánov, recordó que EE.UU. prometió hacer todo lo posible para que el Congreso apruebe la reforma del FMI antes de abril. «Por el momento, el FMI prácticamente ha agotado sus propios recursos y los programas existentes del fondo en realidad se financian por los acuerdos de préstamos. Tal situación no puede continuar indefinidamente, ya que no corresponde al principio básico del fondo que el FMI es una institución financiera basada en cuotas,» afirmó el ministro ruso.

Cuando la reforma del FMI (adoptada en 2010 y que requiere la aprobación por parte de Washington, que es accionista principal) se lleve a cabo, el tamaño total de los fondos de la entidad financiera se duplicarán hasta los 476.800 millones de DEG (Derechos Especiales de Giros). Por otra parte, más del 6% de las cuotas se redistribuirán de países desarrollados a los países en desarrollo. Como resultado de ello, China se convertirá en el tercer mayor Estado miembro del FMI por el tamaño de la cuota, y Brasil, la India, China y Rusia estarán entre los 10 mayores accionistas del fondo. Al mismo tiempo, la reforma exigirá cientos de millones de dólares del presupuesto de EE.UU., lo que generó la protesta de los republicanos.

El que EE.UU. no pudiera cumplir con el requisito del G-20 de aprobar la medida antes de la siguiente cumbre, amenaza con dividir al FMI, creen algunos expertos. El descontento del bloque económico, apoyado por la posición de Rusia al respecto, puede llevar a que el grupo actúe sin tomar en cuenta la opinión de EE.UU., opina el bloguero Paul Mylchreest.

«Los líderes de Pekín llevan mucho tiempo tratando de suplantar el dólar, privándole de su función actual de moneda de reserva. La dominación de EE.UU. en el FMI es uno de los imponentes obstáculos para esta meta. Las acciones a las que llama Rusia a los BRICS —tomar el control del FMI a pesar del veto de EE.UU.— resultan tentadoras», afirma el bloguero. «En consecuencia, la próxima reunión [del G-20] en abril podría marcar un giro brusco en la historia económica», concluye Mylchreest.