Las prisas en la educación, grave error

Los adultos estamos acostumbrados a ir a contracorriente día a día y sin darnos cuenta hacemos que nuestros hijos pasen por el mismo estrés a diario. ¿Por qué? Los niños necesitan paciencia, atención y sobre todo potenciar los aspectos positivos en su desarrollo…¡mediante el juego! Ese debería ser el objetivo principal de la infancia.

En cambio, diariamente los niños dejan de ser niños para después del colegio, ir a natación, inglés, clases de repaso, deportes, baile, entre otras actividades. ¿Realmente los niños necesitan llenar todos los huecos de su horario? ¿Es necesario activar el estrés tan pronto?

Los niños deberían tener su habitación para jugar, tiempo libre para ir al parque y sobre todo y más importante, tener tiempo para aburrirse. Aconsejo fervientemente a todos los padres de este mundo a no poner tantas obligaciones cuando aún son tan pequeños.

Observa a tu hijo

Observa a tu pequeño y respeta sus ritmos, todos ellos. No obligues a tu hijo a que crezca antes de tiempo dándole responsabilidades que no le corresponden o llenando su agenda para que no tenga ni un hueco.

Ser padre o madre es tener paciencia y disfrutar del tiempo, para ello adapta tus inquietudes al ritmo de tu pequeño tanto a nivel de crecimiento como emocionalmente.

Sin exhibir

Hay papás que caen en el error de querer que sus hijos sean mejores que los demás y les encanta alardear de su pequeño porque «sabe más», «juega mejor», etc.

Intentar que tu hijo sea un trofeo es una carga emocional demasiado grande para un niño ya que tener la responsabilidad de complacer a los padres constantemente le hará alejarse de sí mismo y de sus intereses reales. Competitividad sí, pero siempre sana.

Sí al aburrimiento

Que un niño se aburra no es malo, no es necesario que tenga su vida programada con juegos todo el tiempo. Deja que tus hijos experimenten cuando no saben qué hacer. Podrán utilizar la imaginación, y sobre todo, ser ellos mismos.

Sí al silencio

El silencio debe ser apreciado. Pasear disfrutando del parque o del paisaje, apagar la televisión y leer juntos o escuchar la lluvia que repiquetea en el cristal… Utilizar el silencio para escuchar el mundo.

Te aconsejo que cuando observes a tu hijo, utilices la intuición y el instinto materno o paterno para saber si tu hijo se siente cansado, estresado e incluso con ansiedad. ¿Disfruta con lo que hace o lo hace para satisfacerte? Recuerda que es, y debe ser, un niño.