Cristianos chinos pidieron a las autoridades locales que pongan fin a lo que consideran una campaña de demolición de las iglesias de su provincia, informó una organización de defensa de los derechos religiosos.
Según la China Aid Association, con sede en el Reino Unido, los feligreses de Zhejiang (este) intentan echar abajo un programa destinado a hacer desaparecer sus lugares de culto. Las autoridades afirman que los locales no se ajustan a los estándares de construcción.
Miles de cristianos se dirigieron la semana pasada hacia la iglesia de Sanjiang, en la ciudad de Wenzhou, para prevenir contra su demolición, asegura la asociación en un comunicado.
El Partido Comunista chino controla de cerca las prácticas religiosas porque teme que emerjan como un contrapoder.
Los fieles de los distintos cultos reconocidos pueden reunirse pero han de hacerlo en lugares aprobados por las autoridades.
Según los medios de comunicación públicos, Wenzhou cuenta con un millón de fieles.
Las autoridades de Zhejiang ordenaron que al menos cinco iglesias de la provincia, de la cuales cuatro en Wenzhou, sean demolidas o que se desmonten las cruces de los tejados, precisó el jueves el Global Times, un diario oficial.
Según este periódico, estas instrucciones se aplican a edificios de la iglesia oficial reconocida y supervisada por el Estado, y no a la que prospera fuera del control de las autoridades, conocida como la del «silencio».
«Pedimos al gobierno provincial de Zhejiang que suspenda inmediatamente sus operaciones de demolición de las cruces y de las iglesias», escribieron los cristianos de Wenzhou en una carta abierta, citada por China Aid Association.
«Esta campaña no ha sido concebida de forma conveniente, va a intensificar los conflictos sociales y puede dañar la paz y la unidad del país», añadieron.
Por el momento la AFP no ha podido contactar con el gobierno provincial.
Según el Global Times, responsables de Wenzhou encargados de los asuntos religiosos, desmintieron que exista una campaña de demolición de iglesias y afirman que sólo apuntan a las construcciones ilegales que representan «un peligro para la seguridad».
SHANGHAI, (AFP)