La nueva estrategia para aislar a Rusia que actualmente elabora EE.UU., concebida a imagen y semejanza de la Guerra Fría, no sólo resultaría poco efectiva, sino que podría conducir al aislamiento del propio Washington, según analistas.
En un artículo publicado en el diario ‘The New York Times’, el periodista Peter Baker revela, citando fuentes en la Administración Obama, algunos conceptos de la nueva posición que Washington mantiene en relación a Rusia tras la crisis de Ucrania.
Así las cosas, e independientemente del desarrollo de la situación en Ucrania, el presidente de EE.UU. planea «ignorar al Kremlin, dando las prioridades a otras áreas más prometedoras de la política exterior», reza el artículo.
En otras palabras, indica Baker, hoy en día Obama intenta adaptar a las nuevas realidades la antigua política de contención que fue anunciada en 1947, en los primeros años de la Guerra Fría, por el diplomático estadounidense John Kennan. «La Administración [de Obama] da prioridad a la consolidación de la comunidad internacional sobre la base de un consenso antirruso, lo que debería incluir también a China, que durante mucho tiempo ha apoyado a Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU», según Baker.
Sin embargo, algunos analistas no le ven mucho futuro a esta política dirigida al aislamiento de Rusia promovida por Occidente, ya que -sostienen- al ignorar las realidades del mundo contemporáneo Washington corre el riesgo de caer en la misma trampa y quedar aislado en la arena internacional.
De acuerdo con el periódico ‘Vzgliad’, si ya en los tiempos de la URSS la disuación no funcionaba, lo que se manifestaba en la expansión de la influencia soviético en América Latina, África y el mundo árabe, aún más difícil resultaría concretar esta táctica sobre la actual arquitectura de las relaciones internacionales, donde la confianza en la excepcionalidad y poder mesiánico de EE.UU. ya no es tan sólida como antes.
Así, aplicando las estrategias de la Guerra Fría, Washington se arriesga a generar efectos de signo contrario, convirtiendo a Rusia en el centro de atracción de todas las fuerzas descontentas con la política de EE.UU. «Hoy en día, con una configuración del poder mundial completamente diferente y mucho más favorable [que en los tiempos de la URSS], Rusia podría convertirse en un punto focal de todas las civilizaciones y los bloques regionales que defienden la disuasión de EE.UU.», concluye el autor del artículo en el diario ‘Vzgliad’.