El proceso de formación de una enana blanca destruye a los planetas cercanos, sin embargo, un equipo de astrónomos ha localizado, por primera vez, lo que podría ser un planeta de gran tamaño orbitando alrededor de una estrella de este tipo, según un estudio que publica hoy, miércoles, Nature.
La investigación, que está firmada, entre otros, por científicos españoles del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), usó datos del satélite TESS de la Nasa, del ya retirado telescopio espacial Spitzer y del Gran Telescopio de Canarias (GTC).
El objeto que los astrónomos consideran que es un planeta ha sido llamado WD 1856 b, es muy grande aproximadamente como Júpiter y órbita alrededor de la estrella cada 34 horas, unas 60 veces más rápido que Mercurio alrededor del Sol.
?Discovery Alert!?
An international team used two @NASA space telescopes (TESS & Spitzer) to find a new world around a cinder of a star.
WD 1856 b is even bigger than the white dwarf star it orbits and its very existence is a surprise – and a mystery. https://t.co/3R3kCoyWuv pic.twitter.com/kHUpfqgm2c
— NASA Exoplanets (@NASAExoplanets) September 16, 2020
La estrella, sin embargo, es una enana blanca fría y tranquila, mucho más pequeña que el planeta, tiene unos 18.000 km de diámetro, puede tener hasta diez mil millones de años y es un miembro distante de un sistema de estrellas triples en la constelación de Draco.
El proceso de creación de una enana blanca destruye los planetas cercanos, y cualquier cosa que luego se acerque demasiado suele ser destrozada por la inmensa gravedad de la estrella.
Por ello, el autor principal, Andrew Vanderburg, de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU), destacó que todavía tienen "muchas preguntas sobre cómo WD 1856 b llegó a su ubicación actual sin sufrir uno de esos destinos".
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El equipo considera que "de alguna manera" el objeto, que fue detectado con por TESS "se acercó mucho a su enana blanca y logró mantenerse de una sola pieza".
Cuando una estrella similar al Sol se queda sin combustible, se hincha hasta cientos o miles de veces su tamaño original, formando una estrella gigante roja más fría, explica el IAC en un comunicado.
Posteriormente, expulsa sus capas externas de gas, perdiendo hasta el 80 % de su masa, y el núcleo caliente restante se convierte en una enana blanca.
El investigador del IAC y coautor del artículo Felipe Murgas explicó que cualquier objeto cercano es engullido e incinerado durante este proceso, que en este sistema habría incluido WD 1856 b en su órbita actual.
Por ello, el equipo considera, según Murgas, que es posible que el planeta se originara al menos 50 veces más lejos de su ubicación actual.
Los astrofísicos saben que mucho tiempo después del nacimiento de las enanas blancas, pequeños objetos distantes, como asteroides y cometas pueden dispersarse hacia estas estrellas, que por lo general, acaban convertidos en escombros por la gravedad de la enana blanca.
El equipo sugiere varios escenarios que podrían haber empujado a WD 1856 b hacia un camino elíptico alrededor de la estrella, una trayectoria que se habría vuelto más circular con el tiempo a medida que la gravedad estiraba el objeto, creando enormes mareas que disipaban su energía orbital.
Encontrar un mundo posible que órbita cerca de una enana blanca ha llevado a los investigadores a considerar las implicaciones para estudiar las atmósferas de pequeños mundos rocosos en situaciones similares, ya que el minúsculo tamaño de la enana blanca facilita la caracterización de la atmósfera del planeta.
Actualmente no hay evidencia que sugiera que hay otros mundos en el sistema, pero es posible que existan planetas adicionales y que aún no se hayan detectado. EFE