El jefe del ejército tailandés tomó el poder el jueves en un golpe de estado incruento y suspendió la constitución, anunciando que la medida era necesaria para restaurar la estabilidad tras casi siete meses de impasse político y violencia mortal.
El general Prayuth Chan-ocha dijo que la comisión militar que impuso la ley marcial el martes se hacía cargo del gobierno del país. La programación habitual de radio y televisión fue reemplazada por anuncios de la comisión y música patriótica.
El primer anuncio fue un toque de queda nacional de 10 de la noche a 5 de la mañana, y luego se anunció la suspensión de la carta magna.
En lo inmediato no se advertían patrullas militares en el centro de Bangkok, pero los soldados ocuparon dos zonas de la capital donde se habían reunido grupos opuestos de manifestantes, lo que había generado temores de choques.
Los manifestantes se dispersaron por primera vez desde el comienzo de la crisis política, y uno de sus líderes, Thaworn Senneam, dijo que los soldados aprestaban vehículos para llevarse a la gente.
«Es necesario que el Comando para la Preservación del Orden y la Paz, en el que participan el ejército, la marina, la policía y las fuerzas armadas, tomen el control del gobierno», dijo Prayuth en un mensaje televisado en el que apareció flanqueado por los jefes de las fuerzas armadas.
El hecho ocurrió tras dos días de conversaciones entre líderes de facciones políticas rivales en los que no se llegó a acuerdo alguno. Las reuniones se celebraron en una instalación militar en Bangkok.
Poco antes de que se hiciera el anuncio vehículos militares tripulados por soldados armados rodearon el edificio, aparentemente para impedir la salida de quienes se encontraban ahí.
Tailandia ha sido presa de una inestabilidad política por más de siete años.
El más reciente periodo de agitación comenzó en noviembre, cuando manifestantes salieron a la calle para pedir la salida de la primera ministra Yingluck Shinawatra, a quien acusaban de ser una marioneta de su hermano Taksin, quien fue derrocado en 2006 por los militares y ahora vive en un exilio autoimpuesto para evitar ser condenado por corrupción.
Las conversaciones que se realizaron en privado en un cuartel del ejército de Bangkok se realizaron tres días después que Prayuth declaró la ley marcial, ampliando los poderes del ejército y aplicando la censura de los medios. La mayoría de tailandeses observaba las conversaciones con una combinación de escepticismo y esperanza.
Muchas de las principales personalidades del país fueron convocadas para la reunión de los enemigos políticos, algo que era impensable hasta el momento. Incluyeron al primer ministro interino quien se negó a participar en la primera ronda de conversaciones del miércoles pero envió a cuatro representantes en su lugar y el líder de la protesta antigubernamental Suthep Thaugsuban, al igual que al rival de Suthep del grupo progobiernista Camisas Rojas, Jatuporn Prompan.
Las conversaciones del miércoles terminaron sin solución alguna, destacando el desafío que las fuerzas armadas enfrentan al tratar de servir de mediador para poner fin al conflicto.
Prayuth ha destacado que sin la imposición de la ley marcial, los opositores políticos que se negaron a asistir en el pasado nunca hubieran aceptado a reunirse. Al tiempo, los militares insistieron en indicar que no deseaban tomar el poder pero que deseaban actuar para impedir la violencia y restablecer la estabilidad al país profundamente dividido.
BANGKOK, Tailandia (AP)