No existe un casco de fútbol americano a prueba de conmociones cerebrales, pero los fabricantes en breve tendrían que cumplir con nuevas normas de pruebas contra ciertos impactos que causan las conmociones cerebrales un paso adelante en la búsqueda de mayor protección.
La organización que establece los estándares de seguridad para equipo deportivo se preparaba para adoptar los criterios de prueba el viernes.Es parte de un movimiento que intenta hacer más seguro el deporte de contacto mientras crecen las preocupaciones sobre las conmociones cerebrales. Existe incluso una nueva aplicación para smartphones que ayuda a padres de familia y entrenadores a reconocer de inmediato si un jugador podría tener una lesión cerebral.
Los cascos para fútbol americano fueron diseñados para proteger a los jugadores contra lesiones catastróficas como fracturas de cráneo y sangrado en el cerebro, y resultan altamente efectivos en ello. Son sometidos a pruebas para conocer qué tanto resisten impactos directos, las llamadas fuerzas lineales que pueden hacer que un cerebro se sacuda de un lado a otro.
Las nuevas normas propuestas agregarían más pruebas sobre la manera en que los cascos funcionan cuando un impacto causa además que la cabeza de un jugador dé un giro repentino, causando que el cerebro se estire y gire dentro del cráneo como si cambiara de dirección.Los científicos lo llaman aceleración rotacional, y los neurólogos dicen que la limitación de ambas fuerzas es importante.
«Estamos labrando sobre nuevos territorios con esto», dijo Mike Oliver, director ejecutivo del Comité Operativo Nacional sobre Normas para Equipo Deportivo, a The Associated Press. Con ello se espera que la norma con el tiempo incite diseños de cascos más seguros. «No creo que los cascos serán la única solución a las conmociones cerebrales», dijo el médico Robert Cantu, un neurólogo de la Universidad de Boston, experto en conmociones cerebrales relacionadas con los deportes y vicepresidente del comité de estándares de equipo deportivo. Pero, «nos coloca en la ruta hacia el desarrollo de cascos que reducirán las posibilidades de (sufrir) una conmoción».
Una vez que las normas entren en vigor, se calcula que en aproximadamente un año, se aplicarían sólo a los cascos de recién fabricación. «No prevemos ninguna necesidad de reemplazar todos los cascos existentes con cascos nuevos y diferentes», agregó Oliver. «Este es un primer paso». Las preocupaciones sobre las conmociones cerebrales aumentan en medio de titulares sobre exjugadores profesionales que sufrieron una discapacidad de largo plazo tras recibir impactos en la cabeza repetidamente.
El Instituto de Medicina, una organización independiente que asesora al gobierno estadounidense, advirtió el año pasado que son demasiados los jóvenes atletas que siguen enfrentando una cultura que alienta a competir sin importar el costo y que disuade a los jugadores a reportar la lesión y permanecer en la banca hasta que sane. «Los padres de familia y entrenadores necesitan estar preparados y educados sobre la naturaleza de esta lesión», indicó el neuropsicólogo Gerard Gioia, del Centro Médico Infantil Nacional en Washington y asesor médico del órgano regulador del fútbol americano amateur en Estados Unidos.
WASHINGTON (AP)