En la Edad Media, los más pequeños pasaban ser de niños a adultos -nada de etapas intermedias. Hoy, la realidad es muy diferente y antes de que un ser humano se consolide en su adultez, tiene que pasar por una etapa de profundas transformaciones: la adolescencia. Hoy, nos enfocaremos en la dimensión visible del asunto y ahondaremos en los cambios físicos de la adolescencia.
Aparato reproductor
Esta es la etapa en la que se desarrolla más plenamente el aparato reproductor. Como consecuencia, las jóvenes comienzan a tener sus períodos y los hombres viven sus primeras erecciones y eyaculaciones. Asimismo, comienzan a crecer vellos en los genitales (y en otras partes del cuerpo, como las axilas y el rostro, en el caso de los hombres).
Altura
Pero, no solo es el aparato reproductor el sujeto a grandes cambios: la altura también se modifica. De hecho, esta es la etapa en la que los niños pegan el esperado «estirón». Este considerable incremento en la altura va acompañado de notorias modificaciones en la forma corporal. Así, en el caso de las mujeres, por ejemplo, las curvas se hacen más prominentes.
Sistema nervioso
El cerebro, como no podía ser de otra manera, tampoco se queda atrás. En este órgano se producen importantes transformaciones que alteran el comportamiento y las habilidades sociales de las personas. En este sentido, se agudiza la capacidad de autocontrol, de tomar decisiones y de resolución de problemas.
Piel
En la adolescencia, las glándulas cutáneas del rostro, los hombros y la espalda se activan, y tornan la piel más grasosa. De esta manera, se crea el ambiente ideal para el desarrollo de los detestables puntos negros y del más temido acné.