Con sus tragos entre pecho y espalda esta tomadora consuetudinaria defendió con violencia los zapatos que otro borrachito aparentemente le había robado. Sin importarle las miradas de los curiosos, la mujer logró aplicarle la llamada «llave dormilona» que le impedía respirar al hombre.
Con esa llave, lo mantuvo prensado en el suelo hasta que llegó una patrulla de la Policía para poner la seguridad y el orden, solo así la fémina accedió a soltar al indefenso borracho. Al final los zapatos reclamados estaban a orillas de un árbol en el lugar donde se suscitó el incidente terminando como un cuento de hadas, pues al final la pareja de contrincantes se fueron a confraternizar a calor de los tragos en una calle diferente de la ciudad de Ocotal.
Estas son cosas que pasan en la vida cotidiana del alcohólico, un problema de salud pública en el que han intervenido las autoridades, con el denominado «Plan Bolo», que recientemente rindió sus primeros frutos en esta ciudad de Ocotal, pero que aún hay mucho por hacer.
Erika Monge