Este Boeing 747 SP fue adaptado para ser un telescopio que puede hacer sus observaciones en pleno vuelo. Los inicios de esta nave son puramente comercial, voló por primera vez como un avión de pasajeros de Pan Am, luego pasó a manos de United Airlines en 1986 para luego ser parte del equipo de la NASA en 1997.
Oficialmente conocido como el Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy, SOFIA (Observatorio Estratosférico para Astronomía Infrarroja), la NASA dice que los datos proporcionados por SOFIA «no se pueden obtener por cualquier otra instalación astronómica en la tierra o en el espacio.» A diferencia de los telescopios y satélites fijos en órbita o en la Tierra, SOFIA es móvil, por lo que pueden detectar mejor los eventos espaciales transitorios como supernovas y cometas.
La NASA cuenta además con un socio de este proyecto, se trata del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), justo en este tiempo el equipo se encuentra en mantenimiento en Alemania, este proceso llevará al menos 5 meses. Las características de SOFIA son muy especiales:
17 toneladas de peso
Telescopio infrarrojo de 2.5 metros
Puerta corrediza de 16 x 23 metros
20 años de vida estimada del equipo
70 millones de presupuesto actual
Puede volar hasta por 12 horas continuas
Llega a alturas de 45,000 pies, es decir por encima de la troposfera.
Esto último le permite realizar sus observaciones infrarrojas, ya que a esa altura se evita el 99,8 por ciento del vapor de agua contenida en la atmósfera.
Los científicos encargados de SOFIA aseguran que la capacidad del avión para volar cerca de los bordes de la atmósfera le da una mejor visibilidad que los observatorios terrestres. Su movilidad le da la capacidad de ser reprogramado cuando sea necesario y no depender de la rotación natural de la Tierra o de las trayectorias en el caso de los observatorios en órbita.
AGENCIAS