A fin de conseguir el dinero necesario para curar la epilepsia de su madre, un niño guatemalteco, Gilberto Francisco Ramos Juárez, decidió emprender un viaje a EE.UU., pero falleció de camino, en el desierto de Texas, al parecer por la insolación.
«Mi hijo me decía que se iba para ayudarme a curar mi enfermedad, pero yo le decía: no te vayas hijo», relata su madre, Cipriana Juárez Díaz, en una entrevista con Ap. «Yo no quería que se fuera porque con él tenía yo consuelo», agrega.
El cuerpo del niño, de 15 años, ya en descomposición y sin camisa, fue encontrado un mes después de su partida. Según los medios, el chico, que conservó hasta el final el rosario que su madre le había dado y el número telefónico de su hermano en Chicago, probablemente murió por insolación.