Argentina y Holanda, sin arriesgar más de la cuenta, empataron 0-0 durante el tiempo normal e irán a un alargue de media hora para dirimir el finalista de la Copa Mundial. Si la igualdad persiste, el duelo se definirá en los penales.
Ambos equipos fueron fieles al lema de que si no se puede ganar lo mejor es no perder, pese a tener jugadores ofensivos y hambrientos de gol como Lionel Messi y Arjen Robben, los cuales gravitaron poco ante la agobiante marca de los defensores. El común denominador del partido fue una Argentina que jugaba la pelota con seguridad, sin arriesgarla, ante una Holanda que presionó en la mitad de la cancha pero que casi no generó el peligro que se esperaba de la sociedad Robben y Robin Van Persie, quien jugó tras estar en duda por un malestar estomacal.
Argentina salió con la baja de Angel Di María, afectado por una lesión muscular, pero esa ausencia casi no se notó por el despliegue y dinámica que le aportó al equipo su reemplazante Enzo Pérez. Un tiro libre de Messi que atajó sin dar rebote Jasper Cillessen fue la única acción de real peligro en la primera parte, lo que habla a las claras de lo que fue el partido:trabado y con atacantes bien contenidos por las defensas, que se jugaron la vida en cada cruce.
Messi hizo algunas de las suyas y en par de desbordes por derecha tuvo a maltraer a Bruno Martins Indi. En uno de esos desaires, el holandés fue amonestado por derribar a Messi. Rápido de reflejos, el técnico holandés Louis van Gaal dejó en el vestuario a Martins Indi, a quien otra amarilla le significaba la expulsión, y lo reemplazó por Daryl Janmaat, una sangre nueva al que Messi también complicó.
En la vereda opuesta Robben tuvo pegado a Marcos Rojo, con el apoyo generoso de Javier Mascherano, por lo que el holandés casi no pudo desbordar con su velocidad, con la lluvia dueña de la escena en el complemento.Cerca del final, una fulminante escapada de Robben fue enviada al córner con la punta del botón por Mascherano, un león en la defensa y en el mediocampo.
El ganador se medirá con Alemania, que vapuló 7-1 a Brasil el martes, en la final que se jugará el domingo en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro.
SAO PAULO (AP)
