Traficantes egipcios de seres humanos hundieron deliberadamente un barco cargado de inmigrantes causando la muerte a centenares de personas. Cuando una de las víctimas intentaba agarrarse para salvarse, le cortaron las manos, según ‘Times of Malta’.
El barco fue hundido el pasado 12 de septiembre en pleno Mediterráneo, a unos 500 kilómetros de la costa maltesa. A bordo iban entre 300 y 500 personas. La cifra exacta nadie puede precisarla. Solo sobrevivieron 13 personas. «Nunca podré sacar estas imágenes de mi cabeza. Vi morir a una familia siria entera, a un miembro tras otro. Casi todo el tiempo estuve a su lado, ayudándoles. Primero murió el padre, luego la madre. Intenté cuidar a su hijo, de un año de edad, pero él murió en mis brazos antes de que vinieran las fuerzas de rescate», narró a ‘Times of Malta’ el sobreviviente palestino Mohammed Ali-Amadalla.
Según explicó Ali-Amadalla, los contrabandistas responsables de la tragedia les transportaron la mayor parte del camino en una embarcación pesquera. Al acercarse a Malta intentaron trasladarlos un barco menor. Al negarse los inmigrantes, los traficantes golpearon el barco con su nave y lo hicieron volcar. Todos cayeron al agua.
«Nos trataron como a perros durante todo el camino, pero estos [los contrabandistas egipcios] fueron lo peor. En un momento dado, cuando todos estábamos ya en el mar, un hombre intentó agarrarse del borde de la embarcación para salvarse, pero le cortaron las manos y terminó en el agua. (…) La mitad de la gente murió de inmediato porque naufragaron junto con el barco», relató Ali-Amadalla.
El abultado número de muertos se explica porque pasó demasiado tiempo hasta que las autoridades maltesas conocieron lo sucedido y llegaron los primeros socorristas. Algunos de los náufragos pasaron hasta tres días en el agua, antes de que les lograran localizar y rescatar. Los migrantes contaron que por ese viaje tuvieron que pagar unos 4.000 dólares cada uno, según recoge la cadena BBC.
La mayoría de los viajeros provenía de Siria, la Franja de Gaza y varios países africanos. Todos ellos llegaron por diferentes caminos al puerto egipcio de Damietta, donde los traficantes les pusieron a todos juntos en el barco que hundieron en el Mediterráneo.