No es tarea fácil saber cómo cuidar a un hijo sin ser sobreprotector, a veces los límites son casi imperceptibles y sin saberlo ni desearlo, los padres nos pasamos de la raya. Por eso, hoy te proponemos algunos consejos para evitar esta actitud.
El que los niños puedan ir preparándose para la vida adulta de forma gradual, implica que puedan vivir experiencias por sí mismos; tanto aquellas que les provoquen dolor como satisfacción son y serán parte de sus vidas. Sobreprotegerlos los lleva a estar un mundo ficticio en donde todo es seguro y nunca ocurre algo que los sobresalte porque están papá y mamá para evitarlo.
De acuerdo a Sue Lee, director de Escuela CCB de Douglaston en Queens, el hecho de dejar que nuestros niños sean independientes es una de las cosas más difíciles que debemos afrontar como padres.
Las consecuencias de sobreproteger
Una de las cosas que se ha vuelto más frecuente en los últimos tiempos, es la baja tolerancia a la frustración que tienen los niños; esto tiene mucho que ver con el hecho de que los padres intentamos por todos los medios que nada ni nadie les ocasionen malestar o se sientan amenazados de algún modo.
Hacerlo no es nada conveniente para nuestros hijos, de alguna forma el menaje indirecto que estamos lanzando es que no confiamos en sus propias posibilidades para resolver tal o cual situación o lo que es lo mismo, no creemos que sean capaces.
Myriam Signorini, directora del programa Mi Pequeño Mundo Daycare, dice que es muy importante que los hijos sepan que para cualquier cosa que nos necesiten siempre estaremos los padres, pero esto no es lo mismo que actuar en lugar de ellos para evitar posibles riesgos o no permitirles hacer ciertas cosas por igual motivo.
Debemos dejar que nuestro tenga breves momentos para estar a solas, por supuesto que dependiendo de la edad que tiene. Excusas tales como «iré a comprar el periódico», «saldré a tomar un café» o «pondré gasolina al coche y vuelvo», son algunas de las ideas que puedes llevar a la práctica para ir fomentando su autonomía poco a poco y también para que nosotros nos acostumbremos a dejarlo solo.
La base del cuidado de un hijo es la confianza, debemos confiar en él total y absolutamente ya que no puede hacerlo en extraños. Confiar en nuestro hijo es la mejor forma para que podamos estar tranquilos, debemos enseñarle cómo defenderse ante ofensas o posibles situaciones cotidianas que pudiera tener que atravesar cuando estemos ausente.
Si nuestro hijo aprende cómo debe reaccionar y sabe cuidarse por sí solo, tendremos un sentimiento de mayor seguridad porque sabremos que estará bien y no seremos tan sobreprotectores.