El desarrollo de un misil balístico chino destinado a destruir portaaviones ha generado muchas especulaciones en los últimos años. ¿Qué consecuencias conllevaría su existencia en un hipotético conflicto entre EE.UU. y China?
El misil balístico antibuque (ASBM, por sus siglas en inglés) DF-21D desarrollado por China durante los últimos años sería una grave amenaza para la Marina estadounidense en caso de un conflicto militar entre las dos potencias, opina el analista Robert Farley en un artículo para el sitio web ‘National Interest’.
«Un ASBM es más que un misil: necesita un sofisticado sistema de gestión. Un misil antibuque necesita inducción adicional tras la reentrada en la atmósfera, lo que supone un sistema de posicionamiento, capacidad de identificar el blanco y de ajustar el vuelo, y una integración entre todos estos procesos», explica Farley. En otras palabras, es un logro tecnológico de nivel muy avanzado que solo China o Rusia podrían alcanzar en un futuro inmediato. Además, es solo una parte del Ejército chino que complementa sus capacidades militares.
La respuesta de EE.UU. sería el desarrollo de sistemas antimisiles instalados en los buques, la guerra electrónica y los ataques rápidos contra los sistemas de lanzamiento. Pero si las contramedidas estadounidenses fallan en la interceptación de un único misil, resultaría en la destrucción o, al menos, daño severo de un portaaviones, afirma el analista.
«Los portaaviones no son símbolos del poder de la nación: ellos son este poder», recuerda Farley la importancia estratégica de las naves que llevan en torno a 5.000 o 6.000 tripulantes. Un ataque chino contra un portaaviones estadounidense desataría un proceso de elección entre la continuación de un conflicto convencional y una respuesta nuclear total por parte de EE.UU., advierte el experto.
El objetivo de los ASBM no es el control marítimo, sino la negación del acceso marítimo a un enemigo. En este sentido es más bien un arma de disuasión que un arma de ataque, opina Farley. De todos modos, la existencia de tales armamentos muestra el creciente poderío de China y de sus capacidades defensivas, concluye el analista.