Los militantes del Estado Islámico violan a miles de mujeres en Irak y Siria con objeto de aumentar la población del califato y, de esta forma, el número de sus seguidores.
Según el testimonio de un oficial iraquí a ‘New York Post’, los militantes jóvenes de la organización terrorista hacen lo que quieren para disgusto de sus jefes. La motivación de los violadores es doble: primero, quieren tener descendencia para el Estado Islámico; segundo, están aburridos.
No obstante, los jefes de la organización prefieren que sus subordinados jóvenes se centren en el combate y no se distraigan con mujeres. Al parecer, los rebeldes jóvenes no les obedecen al asegurar que responden a un llamamiento supremo. «Los militantes dicen que un clérigo en Arabia Saudita les ordenó practicar sexo», explica el oficial iraquí. «No es más que una excusa», remata.
El Estado Islámico, que ya controla vastos territorios en Irak y Siria, aspira a ser un califato, una organización política que gobernaría las comunidades musulmanas en todo el mundo.
El oficial insiste en que el Estado Islámico ya manda sobre las ciudades de las que se ha apoderado como si fuera un gobierno normal. «Por muy psicóticos y delirantes que sean, han instaurado su propio gobierno, que ofrece servicios a sus residentes en los territorios conquistados», admite el oficial.
Según el citado oficial, el Estado Islámico cuenta con 2.000 millones de dólares a su disposición y la mayor parte de este dinero proviene de los yacimientos petroleros de Irak de los que se ha apoderado. El oficial asevera que esta es su fuente principal de financiación para la guerra.
