«EE.UU. no puede actuar siempre como fiscal, juez y ejecutor de las condenas»

Tras su intervención ante la 69ª Asamblea General de la ONU, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha concedido una entrevista a RT y a la emisora VGTRK en la que aborda los temas de la actualidad internacional. Les presentamos la entrevista completa.

Nos hemos reunido justo después de su intervención en la Asamblea General de la ONU. Probablemente, la primera vez en los últimos 10-15 años que se han escuchado muchas críticas en las Naciones Unidas, también la presidenta de Brasil y el presidente de Venezuela hablaron de esto, y una gran cantidad de personas que protestaban cerca de la sede de la ONU los últimos meses, diciendo todos ellos que hay que cambiar y reformar la organización. ¿Usted está de acuerdo con este punto de vista? ¿Cree usted que la ONU es un órgano eficaz hoy en día?

Lavrov: La ONU no puede ser más eficaz que los países miembros de las Naciones Unidas porque la ONU no es un concepto abstracto, es una organización internacional. Incluye gobiernos que determinan su agenda. La función de la Secretaría es ejercer las órdenes de los gobiernos. Y no hay duda de que la ONU ha cambiado y sigue cambiando.

El proceso de reformas (en la ONU) es constante y no porque sea necesario para darle trabajo a aquellas personas que se dedican a estas funciones, sino que estamos en unos tiempos en los que surgen nuevos problemas en el mundo. ¿Quién iba a sospechar que estallaría este virus del Ébola? Y ahora, tal vez, esta será la tarea más importante que tiene la organización: evitar que la gente muera y encontrar un antídoto.

Se realizan reformas en la ONU, en varias partes de su estructura. Se estableció el Consejo para el mantenimiento de la paz, la consolidación de la paz. Se trata de cuando un conflicto se encuentra en fase de resolución y llega el momento de participar en la recuperación, ese apartado está al alcance del Consejo de Seguridad de la ONU, que se ocupa de cuestiones de guerra y paz, y del Consejo económico y social que se dedica, de forma natural, a los temas reflejados en su nombre.

También hay un largo proceso que se inició en la década de 2000, que es la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. Y en general el Consejo de Seguridad es criticado porque los conflictos concretos no se resuelven. No está resuelto el conflicto palestino-israelí, el conflicto más largo del Consejo de Seguridad de la ONU que dura alrededor de 70 años. Esta situación no se ha resuelto porque no se consigue satisfacer ni a palestinos ni a israelíes. El Consejo de Seguridad es acusado aunque, por supuesto, son las partes del conflicto las que tienen que sentarse en primer lugar a negociar. El Consejo de Seguridad no puede pensar por ellos, solo instar, promover algunos parámetros, nombrar mediadores, enviados especiales, todo lo que se hace en diversos conflictos.

Lo del Sáhara Occidental también es un conflicto muy antiguo. O nuevos conflictos como estamos viendo ahora en Malí, en la República Centroafricana, en Afganistán. Y el Consejo de Seguridad, repito, no puede resolver todos los problemas. A veces el Consejo de Seguridad es criticado porque no se decide a autorizar el uso de la fuerza para derrotar a una de las partes del conflicto, también ha habido este tipo de críticas. Pero en general hay que ver lo más importante y entonces la ONU mostrará su eficacia. Y lo principal es que si estamos unidos por algo obvio -el terrorismo, narcotráfico, la amenaza de la proliferación de las armas de destrucción masiva, las epidemias, la seguridad alimentaria (también es muy aguda)- entonces tenemos que centrarnos en la búsqueda de enfoques colectivos de cooperación que aseguren la respuesta más eficaz a todas estas amenazas. Y a veces, el Consejo de Seguridad es utilizado para ‘lucirse’ y para ‘pinchar’ a alguien.

Por ejemplo, cuando estalló la crisis siria, Rusia y China propusieron por primera vez un proyecto de resolución que llamaba tanto al Gobierno como a la oposición armada y no armada a iniciar un proceso de solución política para la armonización del Estado en el que todos tendrían que vivir juntos.