Dennis Kimetto estableció el domingo un record mundial al ganar la 41 Maratón de Berlín en 2 horas, 2 minutos, 57 segundos.
El keniano de 30 años redujo 26 segundos del récord anterior de 2:03’23» establecido el año pasado en Berlín por su compatriota Wilson Kipsang, convirtiéndose en el primer hombre que completa una maratón en menos de dos horas y tres minutos.
Otro keniano, Emmanuel Mutai, superó también el récord previo, terminando segundo en 2:03’13».
Mutai ya había corrido la maratón más rápida de la historia en 2011, cuando completó la carrera de Boston en 2:03’02», aunque no se contabilizó como récord mundial porque el recorrido está considerado como demasiado recto y cuesta abajo.
El etíope Abera Kuma fue tercero en 2:05’56».
Por su parte, la etíope Tirfi Tsegaye ganó la competición femenina con un tiempo de 2:20’18», seguida por su compatriota Feyse Tadese con 2:20’27».
La estadounidense Shalane Flanagan fue tercera con 2:21’14», fallando en su intento de superar el récord de su país, que sigue en 2:19’36».
Unos 40.004 corredores de 130 naciones se inscribieron en la carrera, que se celebró bajo un cielo despejado.
Kimetto, que tenía como mejor marca personal el 2:03’45» con el que ganó en Chicago el año pasado, formaba parte de un grupo de vanguardia que incluía a Mutai, Jima, Tsegaye Kebede, Eliud Kiptanui, Geoffrey Kamworor, Levy Matebo y Franklin Chepkwony.
Los líderes mantuvieron un ritmo constante, aunque perdieron un par de segundos tras el kilómetro 12 antes de recuperar velocidad pasado el 15. Matebo y Kiptanui se quedaron atrás mientras los primeros cruzaban la línea de medio recorrido en 61 minutos y 45 segundos, dentro de las marcas del récord mundial.
Wilfred Kirwa y Geoffrey Ronoh, que marcaban el ritmo, se quedaron atrás en el kilómetro 30, que Mutai alcanzó en 1:27’37», un récord mundial de confirmarse el crono.
Sólo le acompañaban Kimetto y Kamworor, que se rezagó 10 segundos por detrás de sus compatriotas para cuando llegaron al kilómetro 35.
Kimetto corría con suavidad, aunque Mutai seguía planteando una amenaza y recordaba al campeón de Chicago que todavía estaba allí.
En el kilómetro 39, el ganador abrió un par de segundos de distancia con su compañero al subir el ritmo, con una inyección de energía que le ayudó a lograr el séptimo récord del mundo fijado en Berlín.