Turistas de todo el mundo visitan una faja costera cubierta de palmeras conocida como «Seven Mile Beach», o la Playa de Siete Millas, un tramo de arena blanca con forma de medialuna junto a aguas azules en la costa occidental de Jamaica. Pronto, sin embargo, la playa podría necesitar otro nombre, ya que la arena está desapareciendo.
Todas las mañanas el personal de los hoteles de Negril limpia la playa con rastrillos de metal. Algunos sectores son tan angostos que apenas si cabe una toalla extendida y la Agencia Nacional del Medio Ambiente y Planificación dice que la arena desaparece a un ritmo de más de un metro por año.
«En 30 años tal vez no tengamos playa», dijo Anthony McKenzie, director de la agencia.
La desaparición de la costa genera alarma en torno al futuro económico y del medio ambiente de la zona. Se espera que la erosión aumente como consecuencia del cambio de clima y empieza a cundir el pánico en esta pueblo tranquilo, que es uno de los principales destinos de un país en el que la industria turística genera una cuarta parte de los empleos.
«Si el agua cubre la playa, se acaba el turismo», dijo Lyn Dennison en el puesto en la playa donde vende collares, pulseras y estatuillas de gallos, caballos y otros animales.
Toda la región caribeña enfrenta una amenaza existencial, según Ulrich Trotz, asesor científico del Centro del Clima de la Comunidad Caribeña, que ofrece asesoría y lineamientos a más de una docena de naciones y territorios caribeños.
«No hay mucho tiempo. Es imperativo tomar medidas para que el Caribe que todos conocemos sobreviva», declaró Trotz en una entrevista telefónica desde Antigua.
NEGRIL, Jamaica (AP)