Una fiesta del Cordero de alta tensión

FIESTA CORDERO 03 10 14

Los musulmanes de todo el mundo celebran hoy una de sus fiestas más importantes, el Aid al-Adha o Fiesta del Sacrificio.

En esta celebración -que dura entre tres y cuatro días- se conmemora que Ibrahim (Abraham) estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Ismail (Ismael) porque Dios se lo pidió para ponerlo a prueba. Al comprobar su obediencia, Dios lo detuvo y le entregó un cordero para que lo sacrificara en lugar de su hijo. La Biblia contiene este mismo episodio, pero en la tradición judeo-cristiana,

Abraham está a punto de matar a su hijo Isaac.
La Fiesta del sacrificio, conocida también como Fiesta del Cordero, está incluida en el Hajj, la gran peregrinación a la Meca que los musulmanes tienen que llevar a cabo por lo menos una vez en su vida, especialmente en estos días.

En esta festividad, las familias se reúnen para comer el cordero sacrificado, que tiene que distribuirse también entre los pobres. Son días alegres en los que se cocinan platos típicos, dulces. Y los días previos se les suele comprar ropa a los niños.

En Palestina, este año, el Aid al-Adha coincide con el Yom Kippur, el Día del Perdón para los judíos. Hacía 33 años que no se producía esta coincidencia. Las dos religiones utilizan calendarios diferentes. Las fechas de las fiestas se mueven cada año, no son fijas, como las cristianas.

En esta jornada, Israel cierra su espacio aéreo, no circulan vehículos -hay riesgo de que los religiosos lancen piedras sobre los coches y, de facto, la circulación está prohibida-, todos los comercios y establecimientos están cerrados, la televisión y la radio dejan de emitir, muchos judíos ayunan y se clausuran todos los pasos en Cisjordania y Gaza para los palestinos.

«Estamos indignados, los israelíes nos nos dejan celebrar nuestra fiesta como queremos porque ellos están en el Día del Perdón. ¿Los que no somos judíos no tenemos derecho a celebrar nuestras fiestas?», ha dicho Salma, una joven estudiante universitaria de Jerusalén, a RIA Nóvosti.

«Yo soy de Shuafat (barrio de Jerusalén este), pero tenemos familia en Ramala con la que celebramos esta fiesta todos los años. Ayer tuvimos que irnos a Ramala por la mañana, antes de que los israelíes cerraran todos los controles y hemos dormido allí para estar hoy en Ramala. Nuestra familia no tiene permiso para entrar en Jerusalén», explica Salma.

El despliegue policial este año en Jerusalén -cuya parte oeste pertenece a Israel y cuya zona este pertenece a los palestinos, según la ley internacional, pero está ocupada por Israel- es mayor que en años anteriores por la coincidencia de las dos festividades. La zona de la Explanada de las Mezquitas donde se encuentra la Mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes está hoy tomado por la policía.

En la ciudad palestina de Hebrón, en Cisjordania, los musulmanes no podrán ir a rezar a la mezquita de Ibrahim, donde están enterrados los patriarcas, entre ellos Abraham. El edificio que alberga estas tumbas fue dividido hace años. Una zona es mezquita y la otra, sinagoga. En Hebrón hay diversas colonias judías.

En las fiestas judías se suele cerrar la parte de la mezquita y en las musulmanas, la zona de la sinagoga. Hoy, a pesar de ser una fiesta importante del Islam, los musulmanes no podrán ir a rezar al templo hasta la noche, cuando se haya acabado el Día del Perdón judío.

También se han extremado las medidas de seguridad en ciudades israelíes con gran presencia musulmana como Jaffa, Acre y Haifa. En Acre, uno de los líderes de la comunidad palestina musulmana, Abás Zakur, ha indicado a la agencia palestina Maan que los musulmanes han accedido a no celebrar su festividad como suelen hacerlo habitualmente hasta mañana para no «disgustar a los religiosos judíos».

Por la ciudad vieja de Acre no pueden circular hoy coches y las autoridades han accedido a facilitar unos vehículos eléctricos para los que quieran desplazarse a rezar a las mezquitas. Los vehículos eléctricos son mucho más silenciosos y con su uso se pretende molestar menos a los religiosos judíos. En el Yom Kippur impera el silencio.

La festividad del Cordero este año no va a ser tan alegre como en otras ocasiones, especialmente en Gaza, donde la ofensiva israelí costó la vida a casi 2.200 personas. En la guerra, murieron también 6 civiles en Israel y el Ejército israelí perdió a 66 soldados.

«Vamos a reunirnos todos y a comer el cordero, pero va a ser triste, nos acordaremos de todos los que han muerto en los bombardeos. Yo tengo dos primos que ya no están», indica Ahmad, de Gaza ciudad. «Y damos gracias a Dios porque hemos podido comprar nuestro cordero. Lo vamos a compartir con los que se han quedado sin nada», añade Ahmad.